Capítulo 19

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Sumergirme en mis pensamientos era algo que no hacía cuando estaba con alguien con quien podía hablar libremente, de cualquier tema, con mi boca de camionero; alguien que me siguiera la corriente con mis idioteces, o solamente pelearnos.

Aoi era una de esas personas. Me agradaba mucho su compañía , y aunque ella no me lo ha dicho, yo sé que le agrado. Somos tan diferentes, pero nos complementamos.

Pero ahora no podía prestar atención a lo que me estaba diciendo, o hacía donde íbamos. Sabía que estabamos en otro pueblo, pero solo la seguía hacia los puestos. Intentaba no hundirme en mi cabeza, sumergirme en ella y en mis pensamientos, pero algo me obligaba a hacerlo, algo me decía que tenía que indagar. Y sabía por donde iba la cosa. Sabía cual era mi problema.

Eran los malditos ancianos.

─Te veo demasiado decaída.─ su comentario me vuelve a sacar de mi cabeza, y volteo a verla. Sus ojos azules me analizaban de pies a cabeza, como un escaner de rayos x que su único objetivo era encontrar la respuesta a mi malestar.─ ¿Meterte en problemas te dejó sin energía?

─Por supuesto.─ lo mejor que podía hacer era seguirle la corriente, si me negaba a sus sospechas no me iba a creer. Nunca lo hacía.─ ¿Crees que es fácil? Obvio no mi ciela. Solo un profesional puede meterse con la mafia, apostar con ellos, ganar el dinero y huir como perra psicótica mientras te persiguen y te disparan al mismo tiempo.

─Me doy cuenta. Te iba a decir que si no quieres ir a ver ropa o a la librería, pero creo que nuestra primera parada definida será un puesto de comida.

─¿Qué te costó pensar en mí? Nada. Eres una ingrata.

Nos dirigimos a un local de comida que estaba un poco más adentrado al pueblo. Aoi dijo que vendían de todo un poco y que no estaba mal.

Al llegar, nos recibió una mesera y nos guió a una mesa que estaba un poco escondida en un rincón pero podías ver perfectamente el paronama del local. No tenía mucha decoración, solo varios carteles o cuadros colgando de las paredes. La luz que había eran por unas lámparas de papel que colgaban del techo, y en sí, todo el lugar estaba calientito, por una chimenea que estaba al otro extremo del local.

Aoi fue la que se encargó de ordenar por las dos, y como me había dicho antes, pidió de todo un poco.

La baba casi se me salía cuando vi la variedad de platillos que había pedido, estaban los famosos domplings hasta guisos que desconocia. Juro que me voy a comer los domplings.

Ambas empezamos a comer, y cuando mi paladar recibió gustoso la comida, fue como una señal para mi cabeza, que automáticamente me hundió en ella.

Luego supe que no fue mi cabeza quien me obligaba.

─No tienes idea de lo que has provocado.─ dejé de masticar por un momento, reconociendo de inmediato la voz del espectro. Mastiqué con más fuerza, ya que me había molestado.─ Ahora él sabrá de tu existencia.

─¿Me estás jodiendo, Sinid?─ le respondí molesta en mi cabeza. Intentando mantener el control para que la azabache no me diga nada.─ ¿Crees qué yo quise chocar con ellos? El que estés muerto te hace más imbécil.

─No quiero pelear contigo, voy a protegerte, y no empieces con que nunca lo he hecho, sabes que te he protegido antes.─ apreté los utencilios, el que tuviera razón me molestaba más.─ Pero ahora no tienes idea del grave peligro que corres. No preguntes nada, no me cuestiones, pero por un tiempo, ya no salgas.

─¿Qué?

─No salgas. Irás a entrenar con otro pilar ¿no? Te quedarás en su finca hasta que yo te diga.

Forastera | Kimetsu no yaiba |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora