Capitulo 8

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OMSNICIENTE

─La región oeste ha estado demasiado tranquila.─ habló Giyuu.─ Los demonios que llegan a aparecer son demasiado débiles.

─Casi nunca logran devorar a nadie, incluso los cazadores de menor rango pueden con ellos.─ corroboró Sabito.

Kagaya sonrió, demostrando lo feliz que se sentía al oír aquello.

─Bien hecho, hijos míos.─ la maldición aún no había avanzado hasta sus ojos, así que miró a los Pilares del Agua por un momento y dirigió sus orbes hasta el Pilar del Viento, quien era el único que faltaba.─ Puedes presentar tu informe, Sanemi.

─La región de las montañas está estable.─ dice el albino, pero su voz sonaba extraña, de eso se dio cuenta Kagaya.─ Lo más trágico que ocurrió fueron las desapa...-riciones de varias personas, pero fueron encontradas vivas con heridas menores.

Mientras Sanemi daba su informe mensual sobre su región asignada, Ubuyashiki fue capaz de darse cuenta del hematoma que tenía el cazador, y se miraba fatal. Esa mancha negruzca y púrpura oscura se encontraba en su mandíbula, que se extendía por casi toda la extensión de su cachete hasta casi llegar a su pómulo; también fue capaz de notar como al hablar evitaba mover mucho su mandíbula, y que esa herida era en realidad un moretón.

─Me alegra oír eso.─ aunque la región que le fue asignada no hubo bajas, el pelinegro no dejaba de sentirse preocupado.─ La pelea con ese demonio debió de haber sido dura, te deseo tu pronta recuperación.

Y el ambiente se volvió tenso.

Sanemi apretó con demasiada fuerza sus puños, tornando sus nudillos blancos demostrando lo molesto que se encontraba. Acción que no pasó desapercibida.

─¿Ocurre algo, hijo mío?─ el pilar bajo su cabeza.─ ¿Volviste a pelear con Giyuu?

No era un secreto que Sanemi y Giyuu no se llevaban para nada bien, pero ellos mismos evitaban caer ante la violencia y era muy raro que eso pasara.

─Esta vez no estoy involucrado, Oyakata-sama.─ habla el azabache.─ Pero debo de decir que esa pequeña pelea que tuvo Shinazugawa no fue con nosotros ni con un demonio.

Eso despertó la curiosidad de Kagaya.

Si las miradas efectuaran las acciones, Tomioka estaría en el infierno por culpa de Sanemi, quien lo miraba con ojos de cuchillas. Pero él mismo sabía que no podía ocultarle nada a Oyakata-sama, así que con toda la pena del mundo él se iba a enterar quién le hizo eso.

─Si me lo permite.─ habla Kanae, levantando su mano.─ Le contaré que fue lo que pasó ayer.

─Adelante, hija.

─Hace unos días acordamos en reunirnos en la finca de Mitsuri-chan para que el resto de nosotros conociera a Nanaku.─ relata la pelinegra, con toda la atención en ella.─ Ayer fue ese día, todo iba bien hasta que hubieron ciertas... discusiones. Primero fue entre Yuichiro-kun y Nanaku, él expresó su punto de vista sobre ella y la reunión, no lo hizo de la manera correcta, y ella se defendió pero ahí quedó el asunto. Pero cuando nos íbamos a ir de la finca...

[ ☆ ]

Lugar: Finca del amor

Situación: No que muy lion.

Ayer casi al anochecer.

No entendía porque el pequeño Senjuro quería saber lo que se sentía dar tu opinión sin arrepentirse, lo único que puedo pensar es que algo lo esta atormentando, lo supuse por lo decaída que se veía su mirada. Sin embargo, decidí guardar silencio, aunque eso no quitaba la preocupación que sentía hacia él, pero había una razón del porque no dije nada: no nos conocemos.

Forastera | Kimetsu no yaiba |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora