Capítulo 13

140 29 27
                                    

Yo tampoco entendía porque estaba a 39 grados de temperatura y no me había muerto, maldito universo que no me quiere hacer ningún favor.

Al igual que no comprendo porque tengo semejante fiebre y no me siento mal. Comí como cerdo antes de venir aquí, ¿no es eso suficiente señal? Al enfermarme hasta comer me cae re mal. Sin embargo, ni con mis argumentos nivel Einsten me creyeron, en cambio, me regañaron bien feo.

Consejos que salvan vidas: nunca en su miserable existencia hagan enojar a Kanae.

Esa futura tiesa te da la peor surrada del universo.

Ellos me regañaban y estaban con sus idioteces de que debo hablar cuando me sienta mal, y Shinobu cooperaba con ellos diciendo que necesito reposar hasta que la fiebre baje; pues mientras ellos estaban con esas ridiculeces, yo estaba en mi viaje astral ideando un plan para escapar con altísimas probabilidades de fracasar.

Todo sucedió demasiado rápido. Me abalancé contra ambos muchachos, a uno le di un puñetazo y a otro una patada con la suficiente fuerza para aturdirlos, tomé la sábana más cercana y los amarré a ambos con esta. Las hermanas Kocho estaban tan sorprendidas por mi repentina acción, que cuando menos se lo esperaban, ya estaban amarradas con las vendas que había.

"─¡¿Pero qué crees que haces?!"

Eso fue lo que me había gritado Shinobu, los cuatro se estaban sacudiedo, intentando deshacer el nudo que para su desgracia, estaba muy bien hecho. También para prevenir alejé los utencilios afilados que estaban cerca.

"─Yo me siento bien. Y si quieren que este en reposo, pues me tendrán que atrapar y amarrar a la cama. Bye, se me cuidan, nos vemos en el infierno."

Cuando me alejé lo suficiente, corrí como alma que lleva el diablo, estaba cagadísima con lo que me harían cuando me atraparan. Gracias a Dios no me topé con Aoi ni con las niñas, que si eso hubiera pasado, las desgraciadas me habrían retenido mientras otra va por los otros.

En estos momentos, me encontraba diambulando por el bosque, alejándome cada vez más de la finca de las flores. Llego un punto donde el graznido de los cuervos se escuchaba en la lejanía del bosque, probablemente dando la noticia de que me había escapado y que me atraparan. Lo lejano que se había escuchardo aquellos llamados me había sorprendido, ¿tan lejos estaba? Pues por mí, mejor.

No me imagino las reacciones de los pilares al enterarse de mi huida y la razón, tremenda regañada me van a dar. Y ni hablar de que Sanemi va querer matarme apenas me vea, pero conociendo al universo, será él quien me encuentre.

Caminé un buen tramo de bosque, por un largo tiempo. No me importaba si me perdía, no quería regresar para que me amarraran a una cama. Sin embargo, esos no eran los planes que me tenía el universo para el día de hoy.

De repente, el clima bajó de temperatura, y aún con mi fiebre lo pude sentir más no tenía frío. Fruncí el ceño, pero una voz me interrumpió y con ello entendí del porque tan repentino cambio de clima.

─¿No deberías de estar descansando?─ aquella voz apagada y calmada, la reconocería en cualquier lado de la tierra.

Miré hacia el frente, y ahí se encontraba Sinid. Aún teniendo su cortina de hielo para cubrir su identidad, y es por la misma neblina que iluminaba levemente el bosque, era demasiado brillante aún estando en plena luz del día.

─Me siento bien aún teniendo temperatura.─ me acerqué, hasta quedar a una distacia prudente.─ ¿Dónde has estado todo este tiempo?

─Vigilándote.

Vaya sorpresa.

─Me doy cuenta. ¿No tienes cosas que hacer en el más allá, como por ejemplo, buscarme un lugar en los altos mandos del infierno?

Forastera | Kimetsu no yaiba |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora