Capítulo 24

690K 41.4K 17.2K
                                    

A Valentina. Por el hermoso trailer que hizo para la historia. ¡Muchísimas gracias!, ¡te quedó perfecto! 


No puedo dormir.

No puedo dejar de pensar en Harry y en el modo tan abrupto en que se despidió de mí cuando me dejó en el apartamento de Kim.

Estaba tan alterado, que ni siquiera tuvo oportunidad de sentirse incomodado con las miradas asustadas y asombradas que los vecinos de mi amiga le dedicaban. Ella, por otro lado, trató de no lucir impresionada, sin embargo, estoy segura de que las marcas en su rostro la impactaron más de lo que esperaba. No la culpo. Suelen ser bastante imponentes...

Harry se limitó a decir que tenía una urgencia familiar y que no quería dejarme sola en el apartamento, pero la verdad es que fue a encontrarse con un hombre peligroso. La verdad es que su jefe irrumpió en el apartamento porque no se ha reportado en varios días.

Estoy tan angustiada, que ni siquiera puedo respirar debido a la angustia y la desesperación que siento en este momento.

Durante la cena, traté de parecer casual, pero me fue casi imposible tragar bocado alguno. Kim no dejó de parlotear acerca de cómo estuvo el trabajo hoy y felicitó la audacia de Harry al no levantarme para que fuera.

Will, bromeó un par de veces con mi amiga y me preguntó sobre mi relación con Harry, mientras Kim acariciaba su cabello en un gesto distraído. Al cabo de un rato, preguntó abiertamente sobre las marcas en su rostro y no hice más que contarle la verdad: que un tipo borracho se las hizo hace ocho años.

Kim le lanzó un tenedor después de escuchar su pregunta, no sin antes reprenderlo por la imprudencia cometida. Él, sin embargo, refutó con un comentario tipo: «¡Oh, cállate!, ¡tú también querías saberlo!». Y ese fue el fin de la discusión.

Después de cenar, ayudé a Kim a recoger la cocina y desmontar el viejo sofá cama de su sala. Preparamos el espacio en silencio y se despidió con un movimiento de mano antes de marcharse a la habitación que comparte con Will.

Ha pasado una hora desde entonces y yo sigo aquí, sin poder conciliar el sueño debido a la mortificación. Estoy tan aterrorizada, que no puedo hacer otra cosa que pensar en lo que debe estar ocurriendo en casa de Harry.

El tiempo parece correr con más lentitud que nunca, y la noche se siente más helada que de costumbre. El monstruo del miedo y la preocupación crecen con cada segundo que pasa y no puedo hacer nada para contenerlos.

Harry me aseguró una y otra vez que nada va a ocurrirle, pero no puedo dejar de sentirme preocupada y desesperada.

Cientos de preguntas se arremolinan en mi cabeza. Decenas de escenarios fatalistas se dibujan en mi mente y estoy a punto de reventar.

«¿Qué tan peligrosas son esas personas?, ¿qué tan involucrado está Harry con ellas?, ¿qué hace exactamente para ellas?, ¿qué tan reemplazable es él para esa gente?...».

Mis ojos se cierran y tomo una inspiración profunda.

«Debes calmarte, Maya». Me digo una y otra vez, pero el peso en mi estómago no se va. Siento que mi mente va a estallar de un momento a otro si no sé algo de Harry.


Llevo mis manos hacia mis labios y los rozo con las yemas de mis dedos. El beso de despedida de Harry fue feroz y urgente. Sabía a miedo e incertidumbre, pero no pude hacer otra cosa más que corresponderle y rogarle al cielo que la sensación de hundimiento fuera producto de mi imaginación.

—Harry está bien —susurro para mí misma—. No pasa nada. Todo está bien...

Pero sé que no lo está.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora