Capítulo 29

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Mi vista está fija en el océano.

Estoy sentada al lado de Jeremiah con las piernas colgando en el inmenso puerto de concreto. El aire helado se filtra a través del material de la ropa que traigo puesta, así que tengo que abrazarme a mí misma para mantener el calor corporal. El chico a mi lado parece notarlo, ya que se quita la chaqueta y la pone sobre mis hombros.

—Ustedes, las chicas, tienen una manera muy idiota de pedir las cosas —masculla, pero no hay reproche en el tono de su voz—. Si tenías frío, solo tenías que decirlo.

—No estaba pidiéndote nada —sueno a la defensiva, pero tengo una sonrisa pintada en los labios.

—Sí, claro —el sarcasmo en su voz me hace sonreír un poco más—. Todas ustedes son iguales.

—Lo mismo podría decir yo de ustedes los hombres —me defiendo.

Él rueda los ojos al cielo y niega con la cabeza.

—Como sea —masculla y mira al cielo—. Oh, maldición —suspira y sacude su cabeza en un gesto negativo. Luce realmente acongojado—. No poder ver las estrellas en una noche tan bonita apesta, ¿no es cierto?

—No sabía que eres del tipo de persona que gusta de contemplar las estrellas —observo, y alzo la vista para mirar el cielo cubierto de nubes de contaminación.

—No lo soy —admite—, pero lo menos que espera un chico cuando está al aire libre con una chica, es que el ambiente sea adecuado.

Una risa boba se escapa de mis labios sin que pueda detenerla. Jeremiah me mira con diversión.

—¿Sabes en qué no dejo de pensar? —dice.

Mi cabeza se inclina un poco, en un gesto curioso.

—¿En qué?

—En la reacción de Bestia cuando chocaste con él —mi estómago se revuelve cuando lo escucho pronunciar su apodo—. Él no suele ser así. No con las mujeres, de todos modos. Suele ser más amable —sacude la cabeza en una negativa—. No lo entiendo.

Desvío la mirada de la suya, y me concentro en el oleaje suave que crea espuma en la lejanía.

—Yo tampoco lo entiendo —digo, en un murmullo débil. No hablo de la situación. Hablo de Harry en general, pero dudo que Jeremiah se percate de esto.

Lo cierto, es que realmente no lo entiendo. No puedo comprender qué demonios ha ocurrido en estos tres días para que ni siquiera sea digna de una mirada amable por parte de Harry. No esperaba que me tratara como si fuésemos los mejores amigos, pero tampoco esperaba esa reacción hostil que mostró en el momento en el que pronuncié su nombre. Creo que haber recibido indiferencia me habría dolido menos...

—¿Sabes? —Jeremiah pronuncia y me trae de vuelta a la realidad—. Siempre he pensado que es un tipo muy... extraño —no me atrevo a mirarlo, pero él continúa—. Quiero decir, independientemente de lo aterrador que luce, no parece ser una mala persona. Si yo tuviese la mitad de mi rostro desfigurado, estaría a la defensiva todo el tiempo; sin embargo, él ni siquiera se inmuta cuando la gente lo mira como si fuese una aberración —«Si tan solo supieras...»—. A veces, he llegado a pensar que puede ser un tipo agradable; pero, entonces, llegan a mí todas esas habladurías. Esos rumores acerca de lo que hace, de su pasado, de la forma en la que consiguió esas cicatrices... —luce perdido en sus reflexiones—. Todo el mundo lo describe como alguien con quien no debes meterte si no quieres salir perjudicado, pero... No lo sé. No se siente como si fuese esa clase persona.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora