Capítulo 13

827K 53.2K 30K
                                    



Mi corazón late a una velocidad inhumana, mis manos se sienten temblorosas y frías, y mi respiración es irregular.

Estoy sentada sobre una de las piernas de Harry, con los brazos alrededor de sus hombros y las manos enterradas en su espesa mata de cabello, mientras trato de mantener una postura calmada y serena. Soy totalmente consciente de la forma en la que su respiración golpea mi cuello y de la sensación extraña que causa la punta de su nariz junto a la piel caliente que hay entre mi hombro y mi mandíbula. Sus brazos fuertes me rodean por la cintura, pero sus manos han relajado su agarre desesperado en mi ropa. Ahora solo es un tacto sobre el material y nada más. Los puños cerrados sobre mi blusa se han relajado hasta ser suaves palmas presionando sobre mi piel cubierta.

No puedo —quiero— moverme.

No puedo hacer otra cosa que no sea sostenerlo. Temo que pueda escuchar el latir desbocado de mi corazón. Temo que pueda notar el temblor de mi cuerpo y que se dé cuenta del efecto abrumador que tiene en mí. A pesar de todo esto, no soy capaz de apartarme.

Se siente como si tuviera que decir algo para reconfortarlo, pero las palabras no vienen a mí. Quiero hacer algo más por él y al mismo tiempo sé que no puedo hacer nada para calmar el dolor demoledor que traen los recuerdos...

Harry sale de su escondite y se aparta un poco para mirarme. Su aliento golpea mi barbilla y soy capaz de sentir el calor de su cercanía en cada célula de mi cuerpo. Está tan cerca, que puedo notar la tormenta de color verde y dorado que tiñe sus ojos. No son de un color perfecto, y eso los hace aún más peculiares. Los destellos ambarinos que hay entre las capas de distintas tonalidades de verde, me hacen querer observarlos toda la noche. Su expresión amable y asustada lo hace lucir como un niño perdido, y yo sigo aquí, sin poder alejarme de él.

Me permito deslizar mi vista por su rostro anguloso, y me detengo un segundo más de lo debido en sus mullidos labios rojos. Mi pulso golpea con tanta fuerza que soy capaz de escucharlo, y todo mi cuerpo se tensa cuando mi cabeza comienza a viajar a lugares peligrosos...

¿Qué se sentirá tocarlos?, ¿qué se sentirá besarlos?...

Aparto el pensamiento lo más rápido que puedo y me obligo a verlo a los ojos una vez más. Su mirada se oscurece varios tonos y es lo único que necesito para saber que ha notado mi atenta inspección a su boca.

Mechones ondulados de color caramelo caen sobre su frente y no reprimo el impulso que tengo de apartarlos. Él cierra los ojos al sentir cómo mis dedos cepillan las hebras hacia atrás. La ansiedad invade mi torrente sanguíneo en el momento en el que las marcas de su rostro quedan completamente expuestas a mí.

No se mueve, ni abre los ojos, ni dice nada. Solo se queda quieto mientras observo las cicatrices que perturban su hermoso rostro. Entonces, antes de que pueda darme cuenta de lo que hago, deslizo mis dedos hacia abajo. Mis yemas acarician la piel de su frente y siento cómo se tensa en respuesta. Me detengo en seco en ese instante; sin embargo, Harry no hace nada para apartarme.

Poco a poco, sin apresurarme demasiado, continúo mi inspección hasta que rozo la cicatriz más larga.

Aire es inhalado con brusquedad por sus labios y el pánico me asalta. Espero un grito, una mirada furibunda o un ceño fruncido, pero no se mueve. Sigue quieto, con los ojos cerrados y expresión torturada. Quiero aliviar el dolor que se filtra en su rostro. Quiero aliviar esa mueca desencajada y asustada que lo invade...

Me inclino hacia adelante, temerosa y asustada. No sé muy bien qué demonios estoy haciendo, pero sé que tiento a mi suerte. Sé que quizás, esto es demasiado para él y que voy a cruzar una línea delgada y peligrosa de la que no voy a poder volver nunca.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora