Capítulo 32

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Todo pasa tan rápido que apenas puedo registrarlo.

Harry se libera de mi agarre y doy un paso hacia atrás para apartarme del camino que traza su codo. Lo alza para atestar un puñetazo en dirección a Richard, y la anticipación parece llenar toda la estancia. Los jadeos colectivos y gritos ahogados no se hacen esperar cuando su puño conecta contra el pómulo de su víctima y, entonces, todo es desastroso.

—¡HARRY! —el grito de Luke viene primero.

—¡Dios mío! ¡Richard! —grita una chica detrás de mí y el aturdimiento llena mi cuerpo.

Harry se impulsa hacia atrás y golpea de nuevo. El tipo agredido ni siquiera se cubre, así que el puño se estrella de lleno en su nariz. La sangre sale a borbotones y resbala por su barbilla. En ese momento, Richard golpea de regreso hacia Harry, quien se tambalea un par de pasos antes de recomponerse y volver a atestar en dirección al chico de cabellos rubios.

Los gritos asustados no se hacen esperar. Algunas personas piden que alguien detenga la pelea, pero nadie se atreve a interponerse. No hasta que, Zack —el chico moreno—, se coloca entre Richard y Harry y trata de detenerlos.

Richard empuja a Zack con fuerza para apartarlo, pero este no se retira y, justo en ese instante, Harry atesta un puñetazo que le da de lleno al chico en la cara.

Otro jadeo colectivo resuena en la estancia y sé que debo hacer algo para detener esta locura o todo va a terminar muy mal.

No estoy muy segura de qué diablos estoy haciendo, pero de todos modos me armo de valor y acorto la distancia que hay entre Harry y yo para tomarlo por el brazo. La mirada helada que este me dedica, hace que un escalofrío recorra mi espina dorsal.

Conozco esa frialdad. Conozco lo que significa ese ceño fruncido y esa vena que sobresale en su frente.

Está furioso.

—Harry, por favor —pido en un susurro tembloroso—. Por favor, detente.

Entonces, da un tirón brusco a su brazo para que mis manos dejen de detenerlo. Un silencio sepulcral ha invadido la sala y puedo sentir las miradas asustadas posadas en nosotros. Por el rabillo del ojo, noto la expresión aterrorizada de varios de los asistentes. Es evidente que todo el mundo espera que Harry haga algo contra mí y eso me enferma. Él parece percatarse de esto, ya que su expresión pasa de ser furiosa a avergonzada.

Mi corazón se estruja al ver el dolor que surca sus facciones. Estiro mi mano para tocarlo, pero él se retira antes de que pueda acercarme demasiado.

Mira en dirección a Richard y Zack y, de pronto, luce arrepentido. El chico de cabello rubio escupe una palabrota mientras es arrastrado lejos de Harry; sin embargo, Zack no se mueve. Se limita a limpiar la sangre que brota de su nariz sin despegar la vista de Harry.

No hay odio en la expresión del chico moreno. Tampoco mira a Harry como si quisiera golpearlo de regreso. Solo luce aturdido y... ¿preocupado?

—Harry... —trato de llegar a él de nuevo, pero da un paso hacia atrás. El rechazo quema en mi pecho con intensidad, pero trato de no hacerlo notar porque sé que no lo hace a propósito.

Su vista barre la estancia y la palidez de su rostro aumenta al notar las miradas aterrorizadas que se posan en él. Entonces, sin decir una palabra, se gira sobre sus talones y se abre paso a empujones entre la gente. Trato de seguirle el paso, pero es casi imposible. Harry es demasiado alto y su zancada es dos veces más larga que la mía.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora