La alarma contra incendios retumbaba las paredes del edificio. Los vecinos no entendían que ocurría.
Hasta que de pronto, un pequeño omega se acerca lentamente a ellos.
-Fui yo, lo lamento...
-Bien hecho, cerebrito- dijo el alfa que tanto odiaba.
Jimin y Lia iban bajando las escaleras para llegar a la entrada principal, donde una gran variedad de personas lo saludaban con una reverencia.
Ya era oficial, todos lo sabían. Él era EL hijo legítimo, y eso no era algo para pasar desapercibido. Tristemente, el omega odiaba la atención. Esa molesta sensación de tener los ojos pegados en a tu espalda era algo que Jimin detestaba con toda su alma. Siempre fue de esas personas que evitaban la multitud, que preferían estar en su casa en vez de estar en un lugar repleto de personas desconocidas, y ahora es todo lo que Park tiene.
Gente desconocida por todas partes.
—¿A donde me llegas, esposo?— dijo Lia en un tono de broma mientras miraba de reojo al omega. —Al jardín, ahí no hay cámaras. —¿Qué tienes en mente?— preguntó en susurro mientras saludaba cortésmente a las personas que pasaban por su lado. —Irme de este lugar. —¿I-Irte? Dios... Jimin...
El par apuró el paso hasta llegar al jardín presidencial. Camelias y Orquídeas rodeaban aquel lugar, creando una especie de Edén. Jimin miró a su alrededor y suspiró.
—Sé que suena difícil, pero necesito irme de este lugar. —Jimin... no suena difícil, es difícil. Mira a tu alrededor, mira todos los guardias que hay, ¿ves ese muro? mide más de cuatro metros, ¿tienes acaso una escalera? ¡No puedes!
El omega masajeó sus párpados mientras respiraba profundamente. Necesitaba calmar su mente, no estaba pensando con claridad.
—Aquí lo tienes todo... dile a tu novio que venga. —Lo peor de todo es que no es mi novio, él me gusta muchísimo... lo amo Lía y no fui capaz de despedirme de él... eso es lo que más me duele, necesito verlo. —Quizás yo tenga una idea, pero esa idea se realizará en una semana, y créeme que funcionará. —¡¿Una semana?! ¡Lia no puedo! ¡Es mucho!— exclamó desesperado. —Es eso... o que no escapes, porque de este lugar, es imposible salir. Tu eliges Jimin.
Park se quedó en silencio y mordió su labio mientras su mirada se quedaba fija en el gran muro que Lia había mencionado.
—A la mierda, lo iré a ver hoy. —P-Pero Jimin... —Tengo un plan. Debe funcionar, necesito tener su último adiós.
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