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HORAS ANTES...

—¿Qué me miras así? ¿Ya te cansaste?— preguntó el alfa mientras a su alrededor, la noche caía lentamente.

Ya habían pasado unas cuantas horas, y Jimi seguía atado, sin nada de comida y con muchísima sed.

Pero él no decía nada.

Prefirió callar.

—Han aún no contesta, señor.

—Carajo— maldijo el hombre mientras jugaba con su arma —Bien, entonces lo haré yo— dijo apuntando el arma hacia el omega, quien sollozaba con sus ojos cristalinos y rojos.

—¡No! ¡P-Por favor!

Pero de pronto, sonidos fuertes de sirenas y helicópteros acercándose al área retumbaban los oídos de todos los que se encontraban ahí.

—Mierda, no, no, no, no.

Jimin sonreía disimuladamente al entender de qué se trataba. Incluso con pequeñas heridas en su labio y lesiones en su rostro, el omega sonreía.

Porque las cosas mejorarían.

El hombre del ascensor corre hacia afuera con su arma en mano, pero rápidamente es atrapado cuando intentó apuntarle a los policías.

Uno menos.

—Creo que olvidaste algo muy importante... — dijo el omega entre toda la bulla que se podía oír de fondo.

—¡¿Qué hiciste omega inservible?!— preguntó alzando su arma.

—Olvidaste quien soy.

—¿Qué?

—Soy Park Jimin, el omega. Un millonario químico. El futuro padre de un cachorro y yo... seré un mejor padre de lo que alguna vez tú fuiste. Hijo de perra— soltó Jimin mientras que atrás de él unos armados caminaban lentamente.

—¡Baja el arma!— gritaban mientras los pasos estaban cada vez más cerca.

Pero el alfa no lo hizo.

No se iba a rendir tan fácilmente.

Y disparó.

Jimin cerró sus ojos fuertemente y esperó lo peor. Esperaba tener su cuerpo adolorido y con sangre cayendo por su cuerpo.

Pero nada.

No ocurrió nada.

La bala que disparó el señor Kim se desvió por completo llegando hasta el concreto de un pilar que afirmaba los demás pisos, mientras tanto, el alfa mayor recibía otra una bala en su omóplato derecho, haciendo que este caiga al piso de dolor. Su arma estaba alejada de sus manos y su rostro había cambiado por completo.

Esta vez, él se mostraba herido.

Y se lo merecía bastante.

El aroma a azufre ya había quedado en el pasado, el sonido de las sirenas ya no acoplaban sus oídos y el hambre se había desvanecido. Todo lo que importaba era que él estaba a salvo.

¿Pero lo estaba su pequeño gimbap?

—¡Jimin!— gritó el ministro Lee corriendo hacia él con la ayuda de paramédicos.

Ellos se acercaron al rubio y lo desataron lo más rápido posible para darle un poco de agua y asistirlo. Lo levantaron de aquel helado piso y con cuidado lo llevaron hacia afuera.
Los aplausos se podían escuchar más allá del bosque, los aplausos de haber encontrado con vida al hijo del ex presidente.

Jimin estaba cansado, apenas podía caminar y con mayor razón estaba siendo cargado por el ministro. Su cuerpo estaba débil.

De pronto, en una patrulla se bajan corriendo Jungkook y Namjoon hacia el omega, quien no dejaba de soltar feromonas agridulces debido al susto que pasó.

FIRE ALARM - km au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora