09. Castigo

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Si hay algún error me lo harían saber, gracias 🌷

—¿Minho está saliendo con usted?                  El castaño salió de su aturdimiento y reaccionó al escuchar aquello

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—¿Minho está saliendo con usted?
                 
El castaño salió de su aturdimiento y reaccionó al escuchar aquello.
                     
—No, no es cierto, yo no salgo con nadie —se defendió a la vez que se volvía a cubrir rápidamente.
                     
—Oh, sí, créame, él me pertenece —siseó Han, dedicándole una mirada feroz al otro chico. 
                     
Y sin mediar una palabra más, cogió a Minho de la mano y lo arrancó de los brazos de Bangchan. El castaño intentó resistirse cuando el mayor lo llevó casi arrastras entre los invitados. Sabía que estaba furioso y que era capaz de cualquier cosa. 
                     
Lo condujo al último piso, siguió tirando de él por corredores y cuando llegaron a la habitación más alejada de la casa, lo soltó de un empujón y echó el pestillo de la puerta. Minho observó su alrededor y vio que había una mesa de billar, una máquina de pinball y una diana de dardos. Estaban en el salón de juegos.
                     
—Tú, sucia perra —silbó colérico—. Me doy la vuelta un segundo y ya intentas follarte a cualquiera.
                     
Minho lo miró asustado pero no se amilanó.
                     
—Te equivocas, no es cualquiera. Íbamos a casarnos.
                     
—¿Qué? —murmuró sorprendido.
                     
La confesión del chico le había sentado como una patada en la entrepierna. El castaño también se dio cuenta de la expresión desencajada del pelinegro y se mostró más altanero. 
                     
—Lo que oyes. Bangchan era mi prometido y me ha ofrecido su ayuda —le aseguró con la barbilla erguida. 
                     
Han recuperó la compostura y empezó a acorralarlo lentamente. 
                     
—¿Ah sí? ¿Y cómo es eso? —le preguntó en un tono burlón a la vez que el joven retrocedía algo intimidado. 
                     
—Bangchan me ha ofrecido un puesto de trabajo como contable y cobraré lo suficiente para pagar la deuda. Ya ves, quedo liberado de tus malditas garras.
                     
—Con que Bangchan te ha prometido un puesto de contable, eh —repitió con una risita furiosa—. Y dime ¿le has dicho a tu caballero andante que dilapidaste tu fortuna en menos de tres años? ¿Qué te puliste toda la herencia familiar entre apuestas, noches de fiesta y otras excentricidades? Porque dudo que te deje manejar sus cuentas cuando sepa eso.
                     
Minho enrojeció de rabia. 
                     
—Me importa un bledo lo que me digas, ya no dependo de ti para nada —objetó ofendido.
                     
El contrario lo cogió de la mano y lo arrojó sobre la mesa de billar.
                     
—Déjame que te confiese algo —le susurró en el oído—. Resulta que es tu caballero andante el que depende de mí. ¿Quién te crees que le dejó el dinero para que montara su empresucha? Fui yo Minho. Yo le concedí el crédito que necesitaba. Y si a mí me da la gana puedo hacer que me lo devuelva todo junto y con intereses. ¿Y sabes qué ocurriría? Que tendría que cerrar y se vería arruinado por tu culpa. 
                     
Minho se revolvió lleno de ira.
                     
—Te odio, te odio con toda mi alma —le gritó pataleando a la vez que Han lo sujetaba con más fuerza.                           
                  
—Estupendo, porque yo siento lo mismo por ti.

Love Debit : HanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora