15. Dolor

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Si hay algún error me lo harían saber, gracias 🌷

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—Tú... —siseó Minho acercándose peligrosamente hacia él—. Tú me seguiste durante meses para quitarme todo. ¡Tú me arruinaste! —le gritó antes de abalanzarse como una fiera a su cuerpo.

                     

Jisung se incorporó de un salto y le sujetó las manos con fuerza.

                     

—¿Se puede saber qué coño te pasa? —masculló entre dientes mientras seguía forcejeando con él.

                     

—¿Que qué me pasa? Tú hiciste que perdiera todo mi dinero en apuestas fraudulentas. Me estafaste para dejarme sin nada y que no tuviera más remedio que recurrir a ti. ¡Me convertiste en tu ramera! —le gritó fuera de sí.

                     

«¡Joder, sí que está cabreado!», pensó el azabache. Y antes de que el joven volviera a atacarlo, cogió un cordel que tenía guardado en el cajón y lo ató encima de la mesa. Minho intentó liberarse removiéndose y tirando con fuerza, pero la cuerda era bastante resistente y el nudo estaba bien hecho. 

                     
—¡Eres un hijo de puta mentiroso! —le insultó muerto de rabia. 

                     
El mayor esbozó una sonrisa burlona y lo bordeó hasta quedar de espaldas a él. Le encantaba verlo sometido. Sacaba su parte más siniestra y sádica. 

                     
—Vaya, vaya~ —canturreó con aire amenazador—. Por lo que parece has estado husmeando entre mis cosas.

                     
—¡Sí! Yo le quité la llave a tu asistenta y me colé en tu despacho. Así que no te molestes en negarlo. Sé lo que hiciste y sé quien eres en realidad.  

                     
El pelinegro soltó una carcajada perversa.

                     
—¿Negarlo? —se burló—. No sabes cuánto me alegra que podamos ajustar cuentas de una vez.

                     
—Así que reconoces haberme estafado para sacarme mi dinero —murmuró perplejo.

                     
—No, bebé, no te engañes. Te arruinaste tú solo al despilfarrar sin control alguno, al vivir a lo grande sin cabeza, al apostar más de lo que debías sin tener puta idea de jugar. Tú solito te precipitaste al vacío, Minho. Yo solo tuve que enseñarte el camino.

                     
—¡Vete al infierno, cabrón! —Jisung rompió en otra carcajada y Minho empezó a sollozar—. No sé qué te he hecho para que te ensañes conmigo de esta manera.

Love Debit : HanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora