No sé que hago de blanco y sentada en un banco. Y encima escuchando música chill out. Se supone que anoche me tomé mis pastillas y me acosté. A no ser que... ¡Estoy muerta! ¡Me he pasado con la medicación y la he palmado!. Ay, dios, ¿Cómo he podido ser tan idiota? ¿y qué será ahora de mi hermana?
- No estás muerta -giro mi cabeza para ver a un niño rubio de ojos marrones sentado a mi lado y con una cara de ángel que no puede con ella. Pego un respingo sorprendida y trago saliva mirando al pequeño, el cual no tendrá ni 6 años, por lo menos.
- ¿Y dónde estoy? -le pregunto al niño que me mira riéndose- ¿ha pasado algo y por eso estoy aquí?
- Tranquila mami -un escalofrío recorre todo mi cuerpo y la boca se me seca hasta el punto de que no puedo hablar
- ¿Mami? -lo miro un momento y entonces caigo quien es. Me fijo en su cara, en el pelo, en sus ojos y esa sonrisa tan dulce. Y es el niño más precioso que he visto en mi vida. Me llevo las manos a la cara sintiendo como las lágrimas me caen por las mejillas- ¡dios! ¡que guapo eres! Pero que guapo dios mío
- No llores mami, por favor, no llores
Abrazo al pequeño rubio, sintiendo sus manitas y sus pequeños bracitos que se agarran a mi con fuerza. Huele a nube de algodón. Siento mis lágrimas descender por mis mejillas y como todo mi cuerpo tiembla. Pasan unos cuantos minutos hasta que decido separarme de él. Mis manos repasan sus mejillas, su preciosa cara y le sonrío haciendo que él me devuelva la sonrisa.
- No me gusta verte sufrir mami. Tienes que prometerme que no vas a llorar más por mi. Yo estoy bien, y me tienes tan preocupado que tus lágrimas no me dejan descansar
- Lo siento mucho cariño -le digo intentando sonreír. Me agarro a su mano no queriendo dejarlo escapar en la vida
- No puedo ser feliz si tú no lo eres, si sigues llorando tanto
- No lloraré más, cariño, te lo prometo -alargo mi mano y acaricio su mejilla sonrojada. Tocarlo es lo más cerca que he estado en mi vida del cielo, porque este niño me transmite una paz y una dulzura que no he sentido en mi vida
- Todo va a salir bien, mami, todo. Vas a ser feliz. Pero, tienes que luchar, él no va a poder contigo y lo sabes
Abrazo a mi pequeño rodeando su cuerpo con mis brazos. Sus pequeños bracitos me envuelven y yo estoy que me muero. Permanecemos así unos segundos y al separarnos lo miro muy fijamente porque no quiero olvidarme de su cara en la vida
- Mami, tú querías que yo me llamara Adrián, como el abuelo. Nunca se lo dijiste a nadie
- Es cierto mi vida
- Ponle a él Adrián -me quedo mirándolo muy confundida mientras veo como él se ríe
- ¿A él?
- Después de Julia, mami
ESTÁS LEYENDO
No dejes que me vaya
RomansaSi nada nos salva de la muerte, que el amor nos salve de la vida. Pero cuando no se tiene ese amor que te puede salvar, por el que lucharás contra viento y marea, ¿que te queda? Marcos Llorente, acaba de fichar por el Atlético de Madrid. Viene dis...