42. Adrián

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No sé que hago de blanco y sentada en un banco

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No sé que hago de blanco y sentada en un banco. Y encima escuchando música chill out. Se supone que anoche me tomé mis pastillas y me acosté. A no ser que... ¡Estoy muerta! ¡Me he pasado con la medicación y la he palmado!. Ay, dios, ¿Cómo he podido ser tan idiota? ¿y qué será ahora de mi hermana?

- No estás muerta -giro mi cabeza para ver a un niño rubio de ojos marrones sentado a mi lado y con una cara de ángel que no puede con ella. Pego un respingo sorprendida y trago saliva mirando al pequeño, el cual no tendrá ni 6 años, por lo menos. 

- ¿Y dónde estoy? -le pregunto al niño que me mira riéndose- ¿ha pasado algo  y por eso estoy aquí?

- Tranquila mami -un escalofrío recorre todo mi cuerpo y la boca se me seca hasta el punto de que no puedo hablar

- ¿Mami? -lo miro un momento y entonces caigo quien es. Me fijo en su cara, en el pelo, en sus ojos y esa sonrisa tan dulce. Y es el niño más precioso que he visto en mi vida. Me llevo las manos a la cara sintiendo como las lágrimas me caen por las mejillas- ¡dios! ¡que guapo eres! Pero que guapo dios mío

-  No llores mami, por favor, no llores

Abrazo al pequeño rubio, sintiendo sus manitas y sus pequeños bracitos que se agarran a mi con fuerza. Huele a nube de algodón. Siento mis lágrimas descender por mis mejillas y como todo mi cuerpo tiembla. Pasan unos cuantos minutos hasta que decido separarme de él. Mis manos repasan sus mejillas, su preciosa cara y le sonrío haciendo que él me devuelva la sonrisa. 

- No me gusta verte sufrir mami. Tienes que prometerme que no vas a llorar más por mi. Yo estoy bien, y  me tienes tan preocupado que tus lágrimas no me dejan descansar

-  Lo siento mucho cariño -le digo intentando sonreír. Me agarro a su mano no queriendo dejarlo escapar en la vida

- No puedo ser feliz si tú no lo eres, si sigues llorando tanto

- No lloraré más, cariño, te lo prometo -alargo mi mano y acaricio su mejilla sonrojada. Tocarlo es lo más cerca que he estado en mi vida del cielo, porque este niño me transmite una paz y una dulzura que no he sentido en mi vida

- Todo va a salir bien, mami, todo. Vas a ser feliz. Pero, tienes que luchar, él no va a poder contigo y lo sabes

Abrazo a mi pequeño rodeando su cuerpo con mis brazos. Sus pequeños bracitos me envuelven y yo estoy que me muero. Permanecemos así unos segundos y al separarnos lo miro muy fijamente porque no quiero olvidarme de su cara en la vida

- Mami, tú querías que yo me llamara Adrián, como el abuelo. Nunca se lo dijiste a nadie

- Es cierto mi vida

- Ponle a él Adrián -me quedo mirándolo muy confundida mientras veo como él se ríe

- ¿A él?

- Después de Julia, mami

No dejes que me vayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora