Dulce
—Si bueno, ¿y qué te trae al departamento central de policías?
—Mh, pues solo venía a robar uno que otro documento— sonreí nerviosa —Ya sabes, lo habitual.
—Si claro, lo habitual, prácticamente allanamiento y robo, interesante... —dijo divertido mientras se paseaba por el cuarto.
Su caminada era lenta y hasta desinteresada pero incluso con esa actitud tenía el presentimiento de que esto le causaba gracia, que toda esta situación le divertía, por dios, era Zed Brown, claro que le divertía.
—Bien, lo siento —levanté las manos en símbolo de paz —Pero de verdad, necesito unos documentos y me iré.
—En mi defensa, yo solo seguí a mi jefa —dijo relajado Lucas a mi costado.
Zed lo miró con detenimiento, tratando de descifrar si el sujeto que cabe recalcar segundos antes me traicionó, era peligroso o no, al descartar aquella idea de su cabeza terminó por sonreír con gracia.
—Pero que fiel trabajador...—soltó acompañado de una carcajada para después dirigirse a mí —No creí que te gustaran menores, pequeña.
Abrí los ojos de golpe y negué rápidamente mientras Lucas se echaba a reír.
Entonces por eso sonreía, solo estaba analizando a Lucas, muy posiblemente lo estaba comparado, y aquella sonrisa desafiante era su respuesta.
Su amigo era inigualable.
—Oh no, jefa, nos atraparon —dijo sarcástico.
Lo fulminé con la mirada para mirar a Zed.
—En primera, ya no soy una pequeña, tengo 21 años y en segunda, él no es mi novio, apenas y lo considero mi amigo...
—Eso me ofende muchísimo —comentó sarcástico Lucas, mientras se agarraba el pecho fingiendo dolor.
—Vale, lo siento —me disculpe en su dirección para luego fijarme en Zed —Entiendes mi punto.
—Puedo llevarlos a los dos a la cárcel e iniciar un juicio por allanamiento y robo de información muy valiosa —tragué saliva por las palabras de Zed —O simplemente puedes decirme que haces aquí y si lo considero algo importante pues te vas como si esto jamás hubiera pasado.
—Bien, te lo diré...
Y lo hice, después de contarle sobre mi investigación del supuesto accidente de Julie y que quería encontrar al culpable, Zed pareció comprender mi situación o al menos eso esperaba.
—Igual no te iba a meter a la cárcel... —señaló Zed haciendo que mis ganas de matarlo crecieran.
— ¿Qué dices?
—Vamos, creí que me conocías lo suficiente, no te iba a meter a la cárcel digo eres una persona importante en mi vida y la de mis amigos ¿Cómo te haría algo así?
Sus palabras me dejaron tonta ¿Yo era importante para él? De repente una culpa me invadió, yo los había abandonado a todos, sin ponerme a pensar que ellos también sufrían por la muerte de Damon, había sido tan tonta que había abandonado a quienes me querían.
— ¿Eso quiere decir que somos libres? —preguntó Lucas.
Zed sonrió y asintió en su dirección.
—En realidad jamás los encarcelé así que siempre estuvieron libres...—concluyó mi amigo.
—Bien entonces que tenga buena noche buen señor, nosotros nos vamos...
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Prohibido Amar a Dulce ©
JugendliteraturSaga "Prohibido" Libro 2 La muerte de una persona tan importante como el amor de tu vida puede dejar un gran vacío, un dolor indescriptible y en este caso un misterio inimaginable. Dulce, después de perder al amor de su vida, toma la decisión de ale...