Dulce
— ¿Qué pasó? —pregunté cuando lo vi llegar. — ¿Qué pasó con ese sujeto?
Damián callado subió al auto y puso el auto en marcha.
—Damián...—insistí.
Él mencionado me vio pensativo, parecía fuera de sí, como si estuviera en un trance, luego de unos segundos pareció reaccionar.
Y con una sonrisa tranquila dijo:
—Tranquila, nadie te lastimará más.
—Damián...—lo miré inquieta — ¿Qué pasó con el sujeto?
— ¿Eso importa?
—Claro que importa —tomé mi cabello frustrada —Solo necesito saber que no hiciste nada malo, dime que no lo mataste.
Damián arrugó las cejas y negó divertido.
—No lo maté —un alivio llenó mi cuerpo —Bueno, casi pero se lo merecía.
—Damián —grité preocupada —No quiero que vayas a la cárcel ¿Entiendes?
—Es el último lugar al que iría —tomó mi mano tratando de calmarme —Tu no te preocupes por mí.
— ¿Qué no lo haga? —Grité incrédula — ¿Cómo demonios quieres que no me preocupe por ti?
—Solo quiero que confíes en mi ¿Si? Todo está bien.
— ¿Qué le hiciste? —pregunté seria.
— ¿A quién?
Joder, al sujeto de la cocina —solté histérica.
No quería que Damián se manchara las manos, él no podía convertirse en un asesino. Él no lo era, Damián era un chico bueno...
No, no lo es. Habló mi subconsciente.
—Estará bien —soltó sin mirarme —Necesitaba tener las manos quietas por un buen tiempo así que lo ayudé.
— ¿Lo ayudaste? ¿De qué forma?
—Dulce —insistió cansado —No morirá, no le hice nada grave así que puedes estar tranquila.
—Pero necesito...
—No, no necesitas saberlo todo —soltó mirando fijamente la carretera —Solo importa que ese sujeto ya no volverá a fastidiarte ¿Okey?
—Damián...
—No quiero que te preocupes —mencionó bajo — Yo estoy bien y tú también, es todo lo que importa.
Damián no estaba bien, al menos no del todo. Sabía que él tenía sus propios problemas pero yo quería participar en su vida. Quería compartir sus preocupaciones, quería que supiera que no estaba solo y sobre todo, quería que dejara de ocultar como se sentía detrás de aquella sonrisa suya.
Su sonrisa que servía de mascara.
—Está bien —resoplé —Si dices que todo está bien, te creo.
—Me alegra oír eso —presionó mi mano suavemente con una sonrisa en su rostro.
—Me alegra tenerte.
Para cuando llegamos al hotel no pude evitar pensar en todo lo que había pasado, no sabía con exactitud lo que había hecho Damián con ese hombre pero no pudo ser tan malo que unos golpes ¿Verdad? Damián no era violento.
— ¿En qué piensas? —preguntó abrazándome por detrás, ya nos habíamos acostado para dormir.
Solo necesitaba descansar. Apenas llegamos al hotel, Damián fue a darse un baño rápido mientras yo cansada, me quitaba el vestido oscuro y los tacones, agotada me metí a la cama.
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Prohibido Amar a Dulce ©
Teen FictionSaga "Prohibido" Libro 2 La muerte de una persona tan importante como el amor de tu vida puede dejar un gran vacío, un dolor indescriptible y en este caso un misterio inimaginable. Dulce, después de perder al amor de su vida, toma la decisión de ale...