Dulce
Lunes, 17 de mayo.
—Moriremos —grité a la vez que abrazaba su cuerpo.
Lo oí reír seguro, como si no le temiera a la muerte.
—Eres muy dramática —soltó entre carcajadas nerviosas, dándole una última mirada al vacío —Solo son poco más de diez metros de caída...
—Dios, moriremos —volví a gritar.
Alex levantó mi mentón con su mano y me dedicó una sonrisa para tranquilizarme.
—Tranquila, yo te cuidaré siempre —dicho eso, me abrazó más y yo a él.
Nos recostamos sobre el suelo y a los segundos, nuestros cuerpos rodaron colina abajo.
—Sigues viva —oí gritar a Becca entre risas mientras en mi aumentaban las ganas de vomitar.
¿Quién dijo que las vueltas o distancia serian cortas? Alex era un completo tonto.
Para cuando llegamos al pie de la colina, ambos terminamos echados boca arriba, viendo el cielo claro.
—Creo que después de todo fue una mala idea —soltó.
—Si me muero, será tu culpa —susurré —Siento mi estómago removerse.
Alex se levantó de golpe, recostándose sobre sus codos para mirarme aun echados sobre el pasto.
—Oh, pequeña agridulce, no me dijiste que estabas embarazada —rio —Seré el padre ¿O padrino?
—En primera, no estoy embarazada, tonto —le saqué la lengua mientras recobraba el aliento —Y en segunda, tú y yo ni siquiera nos hemos besado, mucho menos podríamos tener un hijo.
—Ya, estas negando que me besaste, he, golosa —alex rio.
Abrí los ojos de golpe y los volví a cerrar, mierda, era cierto, yo o había besado pero en ese momento pensaba que él era Damon, aun lo pienso, aunque muy en el fondo guardo aquella otra posibilidad, después de todo llevamos poco tiempo conociéndonos.
Todo había sido una locura, ellos lo eran, sus mañas y travesuras me hacían gracia aunque no podía evitar enojarme cuando me enteraba de algunos actos ilegales que cometían, eran unos tontos.
Pero ver a alex, era como ver al Damon de hace tres años, y era eso, según alex, cumpliría este año 23, cuando en realidad, Damon estaría cumpliendo 24 años teniendo yo 21.
Todo era una confusión para mí.
—Ves, sobreviviste —saltó de alegría Becca llegando junto a su hermano —Aunque no niego que debimos escoger una colina más corta, mi estómago duele.
— ¿Tú también estas embarazada? —gritó alex con una sonrisa tonta en su rostro.
Becca lo fulminó con la mirada y sus zapatillas terminaron estrelladas en la cara de su hermano y alex.
— ¿Pero yo que hice? —se quejó adán lanzando la zapatilla de su hermana, lejos.
—Estar en el sitio equivocado.
—Pagaras para reparar mi hermoso rostro —dramatizó alex —Pequeña Demente.
—Y ustedes —señaló a su hermano y a alex —Pagaran por mi terapia con el psicólogo, tontos.
—Ya pero tu demencia y violencia es de nacimiento —soltó adán.
—Ve, ya hasta tu hermano lo dijo...—se burlón alex.
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Prohibido Amar a Dulce ©
JugendliteraturSaga "Prohibido" Libro 2 La muerte de una persona tan importante como el amor de tu vida puede dejar un gran vacío, un dolor indescriptible y en este caso un misterio inimaginable. Dulce, después de perder al amor de su vida, toma la decisión de ale...