59| Hope

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Dulce

Sábado 18 de septiembre, 3:30pm

— ¿Quién hizo este sabroso pollo a la intoxicación? —preguntó Lucas.

Todos alrededor de la mesa, me dedicaron una mirada rápida y luego la ocultaron.

—Verdad que yo cocino mejor...—soltó Damián quien se sentó a mi lado.

Y mientras él se reía como si no me temiera, todos se callaron y trataron de disimular sus sonrisas. A adán parecía importarle muy poco la escena, en realidad el comía tranquilo, a su lado Becca solo miraba el pollo y disimulaba comer y finalmente, podíamos encontrar a Lucas, pinchando el pollo temiendo que se levantase a matarlo.

—Te quieres quedar sin cenar...—asentí con gracia.

—Solo aprecio mi vida...—me retó con la mirada.

—Bien, supongo que hoy dormiré en mi habitación —murmuré bajo mientras dejaba el tenedor sobre mi comida.

—Pero...—Damián trató de intervenir pero lo callé al instante.

—No hay peros —sonreí —Hasta adán come.

—Yo solo tengo hambre —se encogió de hombros el mencionado.

Lo miré tratando de asesinarlo con la mirada.

—No está mal —intervino Lucas con una sonrisa culpable —Solo creo que le faltó sal y...

—Saber a comida —se echó a reír Damián.

Como que hoy había amanecido suicida.

—Bien, al menos intenté cocinar algo fuera de lo común...—solté un suspiro.

—No te sientas mal, cariño, puedo enseñarte...—habló Damián extendiendo su mano hacia mi cachete para sobarlo suevamente, su tacto hizo que mi corazón saltara de alegría, aun así reprimí mis impulsos felices para fulminarlo con la mirada.

—Yo puedo aprender sola, gracias —le saqué la lengua pero eso no borró la sonrisa tonta de Damián.

—Que linda te ves enojada —sonrío de lado, como todo un coqueto.

—Vomitaré si siguen de dulces —amenazó Lucas haciendo un gesto con sus dedos.

—Hablando de dulce...—habló Becca con una sonrisa —Trajimos una torta.

—Cierto —Damián entró en razón, reacomodándose en la silla para mirarme con ánimos —Compramos una torta para compartir.

— ¿Compraron? —alcé una ceja.

—Sí, esta vez la compramos.

—Bien, entonces dejen mi pollo a la intoxicación —dije disimulando mi alegría —Comamos torta.

Todos sonrieron al instante. Sabía que no había cocinado tan bien como lo hacía Damián, sin embargo, el dulce me llamaba. Nos levantamos del comedor y caminamos hacia la cocina para partir la torta que al parecer estaba sobre la isla de mármol.

De repente, unos brazos me abrazaron por detrás.

—Mi querida jefa —soltó Lucas en mi oído —No estas embarazada ¿Verdad?

—Dios, tú tienes una obsesión con que me embarace o que...—reí negando con la cabeza.

El también carcajeo un poco.

—En realidad temo que nazcan minidamiancitos o minidulces, por eso, antes de que nazcan, tengo que adoptar a mi hijo para que guie a tus pequeños traviesos —soltó provocando una sonrisa en mi rostro.

Prohibido Amar a Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora