45| Un poco ebrio.

1.3K 195 239
                                    

Dulce

Miércoles 23 de junio, 3:25am

Regresé a casa.

Busqué entre mi abrigo las llaves de repuesto que había conservado aquella noche que pensé que Damián se estaba muriendo. Abrí la puerta y la cerré con el mayor silencio posible.

Ya había tomado una decisión, no había sido nada fácil dejar una cosa por otra.

Caminé con suavidad, no quería hacer mucho ruido, pasé la sala, al parecer Lucas ya se había ido, no había nadie a la vista. Abrí el cuarto en el que había dejado mis cosas horas antes, todo parecía estar en orden.

Me deje caer en la cama y comencé a mirar el techo, mi pecho subía y bajaba acorde con mi respiración. Había sido una noche muy pesada, no comprendía las cosas del todo pero sabía lo que necesitaba.

Ver a Zed preocupado por la reacción de Sam hizo que me sintiera culpable, él solo se preocupaba por su amigo pero Sam estaba más concentrado en acabar con todos los que estuvieron involucrados en la muerte de su hermano mientras que Zed se preocupaba por todo lo que al parecer se estaba perdiendo al concentrarse en la venganza.

No se trataba de olvidar, se trata de aprender a vivir con ello.

Las palabras de mi primo llegaron a mi mente. Me sentía tan cansada y acorralada por todo.

No podía olvidar a Damon, no quería hacerlo pero tampoco quería evitar y negarme a la nueva oportunidad que me estaba dando la vida.

Tenía dos opciones.

La primera que significaba Damon, la que implicaba el odio, venganza y sufrimiento.

La segunda que significaba Damián, él significaba una nueva oportunidad para todo.

Mierda, todo era tan complicado.

De repente, un ruido en el cuarto de al lado me levantó de golpe.

No me había acercado a su habitación para no molestarlo, después de todo lo había abandonado y era muy cobarde como para presentarme frente a él.

Deje todo el temor de lado y me acerqué a su puerta, pegué mi oído pero ya no se escuchaba nada desde dentro.

Tome aire y comencé a hablar.

— ¿Damián? —pregunté tocando suavemente su puerta.

No hubo respuesta.

— ¿Estas bien?

Silencio.

Algo me decía que si estaba solo que no quería hablar conmigo, vaya pero ¿Qué es lo que esperaba?

—Tuve que irme —Aunque en realidad me secuestraron pero no diría eso —Surgió algo, lo siento.

Nada.

Retiré mi mano que se mantenía pegada a la puerta y frustrada comencé a caminar hacia mi cuarto.

— ¿Tú estás bien?

Sonreí triste y volví a acercarme a la puerta.

—Sí, estoy bien ¿Y tú?

Escuché pasos descalzos desde dentro, luego de unos segundos, la puerta se abrió dejándome ver a Damián, su pecho desnudo exhibían su abdomen bien trabajado, él era tan atractivo debajo de la ropa negra.

— ¿Tu qué crees?

Damián me sonrió pero mi cara no hizo lo mismo cuando vi su rostro, su labio sangraba de un extremo dejado ver una línea de sangre en este mismo.

Prohibido Amar a Dulce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora