Dulce
Domingo 27 de junio, 9:15pm
— ¿Qué dices, niñata? —él se levantó de su asiento, fingiendo imponencia.
—Que me des lo que te pido o juro que lo último que veras será una celda...—clamé alto.
El me vio con enojo mientras yo solo podía mantener mi postura firme. A mi lado, Becca se mantuvo de la misma manera.
—Ya oíste, viejo —soltó burlona, Becca —Devuelve lo que te dimos aquella noche.
— ¿Y qué pasa si me niego? —soltó una carcajada molesta, provocando nuestras malas caras.
Sonreí con superioridad.
—Atente a las consecuencias.
¿Qué cómo habíamos llegado hasta aquí? ¿Qué porque Becca y yo nos encontrábamos frente a viejo estafador?
Bueno, viajemos al pasado.
Sábado 26 de junio, 8:00am
—Bien, pequeños bribones ¿Quién fue? —me paré frente a ellos con las manos en la cintura.
Damián miró a Becca buscando ayuda y Becca miró a adán, culpándolo. Este último solo se encogió de hombros.
—Siempre me han culpado por todo.
Tenía razón, así que con una sonrisa maldadosa miré a Damián y a Becca para señalarlos.
— ¡Ustedes dos! Irán a comprar y reponer la torta que dejé guardada en la nevera.
— ¿Qué? Pero si fue adán...—trató de excusarse Becca.
—Estoy seguro que fueron ellos dos —los culpó Damián con un puchero en la cara —Estuve limpiando, no les presté atención.
—Bueno, Becca y Damián irán por la torta, punto.
—Pe...
—Ya, Dulce es intensa cuando se levanta, no cambiará de opinión. —Le dijo Damián a Becca para que no continuara dando escusas —Vamos...
—Está bien...—resopló de mala gana Becca, levantándose del sofá y saliendo por la puerta.
Detrás de ella, le siguió Damián me dedicó una sonrisa traviesa y se acercó a mí.
—Será la hora más infeliz de mi vida sin poder verte...—soltó dramático.
—Sí, claro.
—Regresamos en una hora, agridulce. — Avisó besando mi frente en despedida.
Los besos de Damián me hacían sentir protegida. Él no tenía ni idea de cuánto me había ayudado, esperaba algún día devolverle el favor.
—Y tú...—miré a adán con una sonrisa torcida.
Él al ver que iba en su contra, fingió haberse dormido.
—Sé que estas despierto, nadie sano puede dormirse en menos de cinco minutos.
—Soy un alcohólico, puedo hacerlo —respondió con los ojos cerrados.
— ¿Así? Y los alcohólicos también hablan dormidos ¿No?
—Exactamente.
Agarré un cojín del largo sillón y se lo aventé.
—Eres un puerco —le grité.
— ¿Qué? ¿Por qué? —respondió ya despierto.
Reí amarga.
—Hacerlo en esta casa, no tienes respeto —lo regañé.

ESTÁS LEYENDO
Prohibido Amar a Dulce ©
Fiksi RemajaSaga "Prohibido" Libro 2 La muerte de una persona tan importante como el amor de tu vida puede dejar un gran vacío, un dolor indescriptible y en este caso un misterio inimaginable. Dulce, después de perder al amor de su vida, toma la decisión de ale...