•capitulo 8•

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Repregunta (n.): Cuando un testigo es interrogado por la parte contraria.

Itziar.

No podía dejar de recordar cómo me había besado el señor García el otro día, cómo me había Apretado contra su pecho mientras me hundía la lengua en la boca.
Desde entonces, solo podía pensar en volver a besarlo, y la idea había invadido mi mente durante todo el día. Incluso cuando le había servido la última taza de café, había sentido la tentación de rodear el escritorio para volver a besarlo otra vez. Desde que era su pasante, se había portado conmigo de una Forma horrible, aunque siempre había considerado que era una técnica para entrenarme, una manera de Descubrir si podía trabajar bajo presión.
Hasta el día que me besó.

Había habido algo intangible en su beso; palabras no pronunciadas, un deseo reprimido. Me había hecho pensar que las miradas que me lanzaba con frecuencia, esas miradas de desprecio entrelazado con deseo, significaban algo más.
Puse un agitador de plástico en su café y carraspeé.

—Señor Garcia, ¿necesita algo más?
No hubo respuesta.
Me mantuve firme mientras esperaba que me mirara. Quería ver su expresión.
Ese día se había puesto un traje gris antracita de tres piezas con una corbata de seda plateada que le hacía tener un aspecto más devastadoramente atractivo que nunca.

—¿Algún problema, señorita Ituño? —Lo vi apretar los puños por encima de la mesa; parecía que Estaba haciendo todo lo posible para actuar como si mi presencia no le perturbara. Pero le afectaba, y era Evidente.

Sabía que iba a levantar la vista en cualquier momento, así que di un paso atrás para asegurarme de que veía el vestido azul claro que me había puesto en su honor. Sin embargo, mantuvo la cabeza gacha.

-No, señor.

- Entonces, salga de mi despacho. Cuando me traiga la próxima taza de café, necesitaré que venga acompañada del informe que ha redactado sobre el caso Brownstein. Lo quiero aquí a las cuatro en punto.

- Ese caso me lo dio ayer. Me dijo que podía tomarme el tiempo que necesitará.

-  Debe de haberme entendido mal.Puede tomarse todo el tiempo que necesite del día de hoy. Aquí la situación cambia de un momento para otro, y esa es la razón de que algunos no podamos salir temprano. A las cuatro en punto.

Me quedé sin palabras. No había manera de que pudiera leerme y resumir un caso de trescientas páginas para el final del día.

- ¿Ha perdido audición entre ayer y hoy? - Por fin alzó la cabeza; su mirada era inexpresiva.

- Necesito completo silencio cuando trabajo, y el sonido de su jadeante respiración está impidiendo que
me concentre. - Entrecerró los ojos sin dejar de observarme -  Fuera de aquí.
Vaya a terminar el informe y tráigalo con el café. Si no lo hace, está despedida.

En ese momento, decidí con rapidez que era bipolar, y que cometía un error al imaginar que aquel beso Significaba que existía cierta atracción entre nosotros. Me di la vuelta para salir de su despacho y me fui a la sala de descanso.

Lo que estaba claro era que no iba a conseguir finalizar el informe sobre el caso Brownstein para el Final del día.
Saqué el móvil del bolsillo y me desplacé entre los mensajes para comprobar si Javier me había Respondido a los mensajes que le había enviado por la mañana. Suspiré al ver que no era así.

Decidí llamarlo, necesitaba que alguien me dijera que mi vida no iba a terminar hoy, cuando me despidieran.
Sonó un par de veces, y luego saltó el buzón de voz.

«¿Le había dado al botón para ignorar mi llamada?».
Le envié un mensaje de texto.

¿Qué te pasa últimamente? ¿Es que la falta de sexo te lleva a actuar como un capullo conmigo? ¿Es tan mala la abstinencia?
¡¡¡Dime algo!!!

Rompiendo Mis Protocolos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora