•Capitulo 10•

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Nueva York.
seis años amtes..

Álvaro.

Por tercera semana consecutiva, me despierto mientras una incesante lluvia cae sobre esta repulsiva ciudad. Las nubes están pintadas con un intenso tono de gris y los relámpagos que parpadean en el cielo cada pocos segundos no son una sorpresa, sino algo previsible.Sosteniendo el paraguas contra el hombro, entro en un quiosco de prensa y cojo The New York Times,
preparándome para lo que puedo encontrar entre sus páginas.

- ¿Cuántas mujeres cree usted que puede tirarse un hombre en su vida? - pregunta el vendedor mientras me da el cambio.

- No lo sé - respondo -. Yo he dejado de contar.

- ¿Ha dejado de contar? ¿Qué ha hecho? ¿Tirarse a diez y luego sentar cabeza? - pregunta, señalando la alianza de oro que llevo en la mano izquierda.

- No. La verdad es que primero senté cabeza y luego empecé a follar.-
Él arquea una ceja con expresión de sorpresa y luego se da la vuelta para ordenar el expositor dehabanos.
Un par de meses antes, me hubiera entretenido dándole conversación, respondiendo a sus preguntas con
una sonrisa alegre y un «Más de las que me gustaría admitir», pero he perdido la capacidad de reírme.Mi vida es ahora una deprimente rueda de escenas repetidas: noches de hotel, sudores fríos, recuerdoshorribles y lluvia.
Maldita lluvia.

Me pongo el periódico debajo del brazo y me doy la vuelta mientras miro la alianza que llevo en eldedo.
Hace mucho tiempo que no la uso, y no sé qué me ha llevado a ponérmela ese día. La hago girar en el dedo, mirándola una última vez al tiempo que muevo la cabeza pensando lo inútil que resulta.
Por una fracción de segundo, pienso en conservarla. Quizá como un recuerdo del hombre que solía ser. Pero esa versión de mí mismo es demasiado patética e ingenua, y quiero olvidarla tan rápido como seaposible.
Cruzo la calle cuando el semáforo se pone en verde y, al pisar la acera, lanzo el anillo a donde debería haberlo tirado hace meses.

A la alcantarilla.

[...]

Prueba exculpatoria (n.): Evidencia que indica que el acusado no cometió un crimen determinado.

Actualidad.

Álvaro

El café caliente que se filtra a través de la tela de mis pantalones y el escozor que siento en la piel eran larazón exacta por la que no follaba dos veces con la misma mujer.Hice una mueca y cogí una bocanada muy grande de aire.

- itziar que coño hiciste...

- Estás casado. - Ignoré su comentario y me recliné contra el respaldo del sillón.

- En interés al futuro de tu corta y mediocre carrera como abogada, voy a hacerte dos grandes favores:primero voy a disculparme por follarte dos veces y hacerte saber que no volverá a ocurrir. Y después voy a fingir que no has querido abrasarme con el puto café.

- No. - Lanzó la taza de café al suelo, haciendo que se rompiera en mil pedazos - Esa ha sido mi intención, y estoy tentada a hacerlo de nuevo.

- Señorita Ituño..

- Que te jodan. - Me miró con los ojos entrecerrados - Espero que se te caiga la polla a trozos - agregó antes de salir de mi despacho.

- ¡Jessica! - Me levanté y cogí un rollo de papel—. ¿Jessica?

No hubo respuesta. Pulsé el botón para llamar a su escritorio, pero apareció de repente en el despacho.

- ¿Sí, señor García?

Rompiendo Mis Protocolos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora