•Capitulo 25•

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Recurso (n.): Medio para lograr hacer justicia en cualquier asunto en el que estén implicados los derechos legales.

Itziar.

El pájaro de fuego.

Joyas.

El lago de los cisnes.

Anoté los papeles para los que quería hacer una audición en la agenda, sonriendo mientras pasaba las manos por la carta de aceptación por enésima vez. Tenía diez copias de la misma; dos las había enmarcado, siete me servían de inspiración cada vez que me venía abajo y la décima se la había enviado a mis padres (no había tenido tiempo ni ganas para escribir una carta en la que decirles «Os lo dije»). Miré el reloj de la pared y luego el del móvil, tratando de contener las mariposas que sentía en el
estómago. El chico con el que estaba saliendo, Mario, que era también compañero en el cuerpo de baile, iba a
llamarme para, según me había dicho, comentar algo importante. Desde que empecé a salir con él, había tratado de ir cada vez más lejos, quedando conmigo entre los ensayos y acompañándome cuando bailaba en las azoteas o en los fríos claros de Central Park. Era un
hombre amable, tierno y divertido, el ejemplo perfecto de lo que yo consideraba un caballero.

Era como el típico chico bueno en las antiguas películas de Hollywood, de los que te cogían de la mano sin ninguna razón o te acompañaban hasta la puerta de tu casa y esperaban a que entraras. Era de los que te besaba con ternura, susurrando que le gustaban tus labios, pero sin propasarse. En otras palabras, era todo lo contrario de Alvaro.

Todo lo contrario.

A pesar de que sus besos no me dejaban mojada y jadeante y que sus caricias no me provocaban escalofríos ardientes, tampoco me hacía sentir una mierda.
En ese momento vibró el móvil y miré la pantalla. Mario.

"¿Has recibido las rosas que te he enviado hoy?"

Sonreí, mirando el ramo de flores rojas y blancas que adornaba la repisa de la chimenea.

«Sí —respondí con otro mensaje—. Muchas gracias, me encantan».

"He incluido algo más en el ramo,deberías usarlo para relajarte esta noche. Te llamaré cuando salga del ensayo. Estaré esperándote."

Añadí una carita sonriente antes de acercarme al jarrón. Rebusqué entre los tallos y descubrí un paquete de perlas de baño color rosa y pétalos de rosa con una nota entre ellos. «La próxima vez que te des un baño, piensa en mí. Mario.».

Se me aceleró el corazón y pensé que era una idea estupenda. Me desnudé al tiempo que caminaba hacia el cuarto de baño para lanzar las bolas rosa mientras se llenaba la bañera. Antes de soltarme el pelo, subí el volumen del móvil, pero antes de dejarlo en la encimera del lavabo,vi que había recibido un nuevo correo electrónico. Era de Alvaro.

Me dio un vuelco el corazón, como siempre que aparecía uno de sus correos electrónicos o que recibía una de sus esporádicas llamadas telefónicas. Mi razón me decía que no lo abriera, que siguiera ignorándolo, que dejara que se sintiera tan solo y desgraciado como me había sentido yo unos meses atrás, pero no pude evitarlo.

Para: itziar.

Una vez me dijiste lo mucho que echabas de menos cuando éramos javier y Amaia porque, según pensabas, te trataba mejor. No creo que me haya comportado de forma diferente. Solo tenía demasiadas ganas de follar contigo. Lamentablemente, cuando nos conocimos en persona, tuve todavía más.
Por mi parte, prefiero que seamos Alvaro y itziar porque en una noche como esta, en la que me gustaría follarte en el balcón hasta que te corrieras, por lo menos puedo recordar lo que es sentir tu coño palpitando alrededor de mi polla sin tener que imaginármelo.
Contesta al teléfono…
- Álvaro.

Rompiendo Mis Protocolos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora