III

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Entró a casa agotada por toda la jornada de ese día.

Reunión tras reunión, ya sea en la sala de juntas o en algún restaurante, era hablar y negociar sin cesar, verificar que todas las clausulas estuviesen justas y legales, aguantando el dolor de sus mejillas por pasar todo el día sonriendo y evitando pensar en lo que había ocurrido la noche anterior, pero no paraba de recordar sus ojos oscuros.

Necesitaba y quería claridad.

Sólo eso y era difícil de obtener.

Dejó tirado su cartera sobre el sofá y subió a la habitación, donde se lanzó sin cuidado sobre la cama.

Deseaba poder trabajar desde su casa ya que con suerte pasaba los fines de semana allí.

Se dio la vuelta y miró el techo en busca de algo que le ayudara a organizar su existencia si fuese posible.

Recapitulemos.

Desde que llegó hasta un poco más de las siete de la noche, había estado en reuniones, comiendo varias veces con ejecutivos, manteniendo una falsa sonrisa que le acalambraba las mejillas, le dolían los pies de tanto caminar y pedía así sea cinco minutos de paz y tranquilidad, que claramente no los tuvo.

Muy pocas veces logró coincidir con la tailandesa y eran miradas tan extrañas que ni ella misma podía calificar que sentimiento predominaban entre ellas.

Tras la conversación que tuvieron la noche anterior, no era mucho lo que podía pensar al respecto, pero desde que entró a casa, eso era lo único que hacía.

Entiendelo por ti misma, se repetía.

—Parece que estás en crisis.

La voz de Yerim hizo que JooHyun se sobresaltara.

— ¿Cómo carajos entraste aquí?

—Me diste una copia de tus llaves y como supe que no irías a donde Jennie, pues, vine yo.

—Te quiero matar ahora mismo.

—Pero no lo harás. — La chica se quitó los zapatos y se colocó a un lado de la mayor. — ¿Qué te sucede?

—Sólo estoy cansada.

— ¿Por qué no te creo?

— ¿Qué quieres que te diga? — Dijo derrotada.

—El trabajo te consume entera y no puedes ni pensar cinco minutos con claridad, ni siquiera hablas algo que no sea de trabajo.

—Eso no es cierto. — Refutó.

—No lo haces directamente, pero sí que está relacionado, así que es tu momento de suerte de poder decir todo, desahogate o lo que sea, soy todo oídos.

La chica cerró sus ojos, pensando si realmente quería decirlo o no, sin embargo, sabía como era la pequeña e insistente Kim Yerim. No tenía otra opción.

—Solo intento protegerme de toda la mierda que he pasado, incluso si eso significa evitar que alguien como Lisa se acerque a mi, además, he trabajo muy duro para estar donde estoy como para dejarlo atrás así de la nada, quiero ver el rostro de SeungWan cuando vea que terminé siendo presidenta de una de las empresas más importantes de Corea.

—Espera, espera, escupiste mucha información en poco tiempo, vamos con calma.

La mayor suspiró irritada.

Hablar de cada cosa que le hacía pesar no era exactamente lo que tenía en mente.

— ¿Cómo es alguien cómo Lalisa?

Se quedó en silencio.

¿Cómo consideraba a la tailandesa?

¿Amiga?

¿Conocida?

—Yerim, yo no quiero estar con alguien que me vaya a dejar a la semana o al mes, esa etapa ya pasó en mi, pero ella no.

— ¿Y como estás tan segura de eso? ¿Si quiera te atreves a preguntarle?

No, definitivamente no le hacía falta preguntarle o al menos ella se obligaba a pensar.

Era cierto que en los últimos meses su relación había pasado a estar en una tensión que se dividía en muchas formas.

Eso le hacía sentir que perdía el control en si misma y no le gustaba.

— ¿Por qué cambiaría por mi?

— ¿Por qué no lo haría? — Miró a JooHyun. — ¿Cómo es que ustedes eran tan unidas y ahora soy yo quien sabe más de ella que tú?

—No tengo tiempo para eso, el trabajo requiere de mucha atención.

—Estás malgastando tú vida social y amorosa por una venganza de un amor de más de dos años, mírame a los ojos y sé sincera por primera vez en mucho tiempo, ¿qué es lo que quieres? Porque ahora entiendo la molestia de SeulGi.

Tragó en seco cuando sus ojos se conectaron.

Ni siquiera los ojos de SeulGi le causaban tantos nervios, pero Yerim, quien había sido como su hermana pequeña, le había ganado en ese momento, cosa que le hizo sentir pequeña.

Ella no quería pasar todo el tiempo encerrada en esas cuatro paredes, llegar a casa y seguir estando sola.

Tampoco quería sentirse atada por el pasado y temer que la siguiente persona fuera a hacerle nuevamente daño.

Tal vez Lalisa no la vería por sus lujos, pero que algo malo pase entre ellas, no lo aguantaría.

—Ya no quiero sentir miedo. — Susurró a duras penas.

Aunque no le gustaba pasar su tiempo en la oficina, igual era la única cosa que podía mantenerla lejos de esos pensamientos.

—No sé en que momento los roles se intercambiaron y no me gusta. — Terminó abrazando a la coreana, proporcionándole algunas acaricias en su largo cabello. —Pero no tienes vida y lo sabes, así que prometeme que de a poco, irás volviendo a ser la JooHyun que solía ver cada mañana cuando vivíamos juntas, te quiero ver feliz y así no lo estás logrando.

Su corazón sintió una punzada que le hizo escocer sus ojos.

Tenía razón.

Pero en caso de que le hiciera caso a lo que realmente quería, ¿qué pasaría?

El hacer aquello implicaba tantas cosas que hasta le parecía más cómodo seguir como estaba. No quería pasar por otro cambio.

Después de estar un rato en silencio, terminaron charlando un poco sobre cómo iban las cosas en la vida de Yerim, sacando algunas risas y tonteras.

Le gustaba sentir aquello y anheló que el resto de los días fuese así.

Sería difícil.

Pero estaba al borde de no poder aguantar más.

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!!!! ♡ !!!!

Las cosas van duras con JooHyun, ¿no? 👀

◇ Oh My God - Lisrene ◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora