IX

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— ¿Estás bien? ¿Te dijo algo? ¿Por qué volvió?

La pelinegra mostró una pequeña sonrisa ante la preocupación de la tailandesa y la miró.

—Estoy bien, no te preocupes, solo tengo que manejar bien las cosas.

Lalisa sentía que aquella mirada era la más dulce que le había dedicado hasta ese momento y su corazón no podía evitar acelerarse, mucho menos que sus ojos se despegaran de aquel hermoso rostro.

Quería que algún día sonríera a causa de ella o al menos por algo que hizo.

Era la primera vez en mucho tiempo que JooHyun se demostraba de tal manera y no sabía como interpretar eso, porque aunque su rostro quería hacer entender que todo estaría bien, sus ojos permanecían en su misterio.

Y eso no le gustaba.

—Volvamos a la oficina, tengo cosas que hacer.

—Ya es hora de almorzar.

—Pues, tendrá que esperar, necesito desocuparme lo antes posible.

— ¿Para qué?

—Sólo llévame devuelta.

Sin replicar más, le hizo caso.

Las cosas no eran lo suficientemente fáciles cómo para que de la nada se vuelvan aún más complicadas.

Lalisa cree firmemente en la fuerza y determinación que JooHyun podía tener ante una situación así, pues la vida le había jugado sucio y de alguna forma, aprendió a sobrellevarlo, pero le había afectado y eso se notaba.

El silencio era una de las tantas cosas que habia entre ellas dos y siempre que hablaban, no era precisamente sobre cosas que unas amigas hablan.

Principalmente porque ninguna quería tener una relación amistosa.

De hecho, querían hacer algo más que hablar.

—Te llevaré comida.

— ¿Ah?

—Cada vez estás más delgada, te notas cansada y el poco color que tienes se está yendo. No sé que pretendes hacer, pero necesitas comer y si tengo cocinar, lo haré.

JooHyun rió levemente.

— ¿Cocinarás para mí?

—En realidad no es algo que prefiera, pero no siempre podremos gastar dinero... — Lalisa también rió pero luego volvió a su seria expresión. —No quiero que estés mal, el hecho de que haya vuelto no me causa seguridad y me gustaría poder estar para ti, sé que tu y...

—Basta, no te pondré peros. — La tailandesa miró condundida, ¿realmente dijo eso? —Por favor, hablemos luego de esto, ahora mismo solo quiero descansar mientras llegamos.

Lalisa solo asintió, sin embargo, internamente sentía como sus órganos se revolcaban a causa de sus nervios.

La mayor apoyó su cabeza en la ventana y cerró sus ojos.

Ninguna mañana parecía querer ser tranquila, ni siquiera en el transcurso del día parecía querer estarlo.

La única persona que le ofrecía tranquilidad era Lalisa y estaba agradecida que estuviese en ese momento, porque de haber sido otra, seguramente se hubiese formado un escándalo.

Después de mucho tiempo en el que JooHyun solía vengarse, era la primera vez en el que pensaba que era una perdida de tiempo.

Al final estaba haciendo lo que tanto se había prometido no hacer y todo por una relación.

◇ Oh My God - Lisrene ◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora