-Si vuelves a hacer eso, te echo de mi casa. -amenaza cuando arrugo la nariz soltando un chillido.
-Vale, ya me calmo.
Respiro hondo y trato de tragarme el dolor cuando el alcohol hace contacto en mi herida abierta.
Observo a mi alrededor, detallando el lugar donde nos encontramos. Es un pequeño departamento con buenas condiciones, no es lujoso ni nada, pero al menos tienen luz y agua. Los sillones antiguos hacen juego con la mesa diminuta y las sillas astilladas encima de esta, mientras que la televisión mediana se encuentra al frente sobre una caja grande de madera con pequeñas macetas de cactus pequeños. A pesar de que todo sea tan viejo y esté en un lugar pequeño, está muy limpio y ordenado.
Siento como se levanta del sillón al lado mío y camina directo a la cocina. Veo mi hombro con cuidado y me fijo que ya está cerrado y una gasa envuelve mi brazo.
-Gracias. -alzo la voz para que me escuche. Está de espaldas y solo llego a ver que asiente- ¿Dónde aprendiste a curar una herida?
Me levanto y camino, deteniéndome en el marco de la puerta.
-¿Estudiaste medicina o algo así? Yo antes quería ser una cirujana, pero se me hizo muy complicado aprenderme los tejidos y la estructura interna del cuerpo. No entiendo como puede ser tan difícil la carrera, al final solo abrimos cuerpos y sacamos lo malo para que al final todos vayamos a morir en algún momento. Igual, yo no estudié eso.
-Estudiaste contabilidad. -suelta y voltea para verme a la cara.
-¿Cómo lo...? -pregunto confundida.
-Lo dijiste la otra noche, cuando nos vimos por primera vez.
-Oh. Cierto, ¿podrías olvidar todo lo que dije?
Frunce el ceño
-¿Por qué? ¿Te dio vergüenza? -bajo la vista y pellizco mis dedos.
-Solo olvida eso, te di muchos datos sobre mi familia y tal vez puedas aprovecharte de eso.
No me responde, solo se queda observándome.
-¿Y en qué trabajas? -pregunto curiosa.
-No es tu asunto, y ya deberías irte antes de que se haga más tarde.
Pasa por mi lado sin verme y lo sigo hasta la puerta.
-¿No me puedo quedar un poco más?
No quiero ir donde mi madre, mucho menos a ese lugar que se hace llamar casa. El miedo de que tal vez me hagan sufrir se apodera de mi y vuelvo a tener un escalofrío. A pesar de que mi hermano me pueda defender, mis padres me van a dar algún castigo. Más mi madre por llamarla zorra y perra egoísta.
Aunque es la verdad, pero bueno.
-No, tienes una casa. Anda a tu hogar lujoso y no debemos volver a coincidir.
-¿Por qué? ¿No te caigo bien?
-No me caen bien los de tu clase.
-¿Los de "mi clase"? -alargo la ultima palabra- ¿Qué quieres decir con eso?
-Que eres una rubiecilla adinerada, hija de mami y papi consiguiendo todo lo que quiere con solo estirar su mano. Tienes a muchos hombres a tus pies, pero eres tan orgullosa que no le haces caso a ninguno con tal de que sigan tras de ti. Con solo verte con ese chico hace rato me di cuenta.
-¡Qué dices! -alzo la voz ante lo que acabo de escuchar- ¡Tú no sabes ninguna mierda de mí! Y sabes qué, yo me voy antes de que te rompa la boca de un puñete.
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Besos Que Queman [Besos #1]
Teen FictionDicen que, el que te salva de los problemas, es una buena persona en la cual confiar, pero ¿qué sucedería si quien te salva, en realidad es peligroso para ti? ¿no es verdad, que todas las personas que muestran una parte buena también esconden una pa...