CAPÍTULO 15

976 59 16
                                    


-Sabes, creo que mejor volvemos a casa. 

-No. Ya estamos aquí, lo hubieras pensado mejor antes de aceptar.

-¡Lo hice por impulso!

Me encontraba con Pamer en la entrada de una discoteca que quedaba un poco lejos de la casa. Habíamos venido desde un principio solo para que me pueda despejar de todo lo que llevaba viviendo los últimos días, sin contar que ahora cada que salgo a la calle veo a un periodista siguiéndome para poder tener algo que mostrar de mí.

Odio el hecho de que mi padre sea alguien tan importante y, ¿famoso?

Como sea, lo odio.

-Pero ya estamos aquí, no podemos echarnos atrás Noemi. Vamos, los chicos están dentro. -la miro confusa y pestañea inocente- No creíste que dejaría que vengamos las dos solas a un lugar lejos que no conocemos, ¿cierto?

Tira de mi brazo y pasamos por un lado del de seguridad que está en la entrada.

Las luces de varios colores chocan con mi cuerpo y mi cara, de inmediato siento una ola de calor recorrerme toda entera mientras que Pamer sigue tirando de mi muñeca y guiándome por toda la pista repleta de personas.

Agh. Apesta a sudor.

El sonido retumba por todo el lugar y muevo un poco la cabeza al sonido de la melodía y tarareo la letra de la canción.

­-¡Ahí están! -señala con su dedo al frente y los veo a ambos, apoyados en una barra larga con unos cuantos tragos sobre esta misma.

Repaso rápido a ambos, quienes llevan camisas de colores neutros y unos pantalones de vestir. ¿Quién se pone pantalones de vestir para una discoteca llena de personas que bailan y sudan como chanchos?

Los mismos que se ponen vestidos parecidos a los de los Oscars.

Cuando llegamos a donde ellos, saludo a cada uno con un beso en el cachete y me posiciono al lado de Eden, quien rodea mi cintura con su mano.

-¿Hace cuánto están aquí? -pregunta Pamer alzando la voz para poder escucharla bien.

-Recién ahora, unos diez o quince minutos antes que ustedes. -le responde Eden con la misma fuerza de voz.

Desvío la mirada a las copas vacías que están a un lado. Son demasiadas como para haberlas tomado en tan poco tiempo, sin contar que una ya está prácticamente seca.

No creo que acabaran de venir, seguro ya llevan un gran rato por aquí. ¿Por qué mentirían?

-¿Te pido un trago? -Eden me saca de mis pensamientos y lo veo a los ojos.

-Sí, gracias.

Llama al barman que está detrás de la barra y a los pocos segundos llega con cuatro chupitos.

Cada uno agarra el suyo y lo bebemos de golpe. El liquido quema mi garganta y toso un poco raspándola, haciendo una mueca rara con mis labios. Hace tiempo ya no bebía, creo que desde la última vez que salí con Rose. Ya no lo recuerdo.

Luego de cinco, casi seis rondas de bebidas, yo ya estaba demasiado ebria.

-A mi no me gustan los unicornios. -digo entre risas.

-¡Ni siquiera existen! -Pamer me responde, hipeo un poco y empujo su hombro.

-Por eso mismo.

Eden y Adonis se intercambian unas miradas de pura confusión.

La pelinegra se bebe un chupito de golpe y lo tira a la barra. Se acerca a mí y me quita el mío para ponerlo junto al de ella.

-Vamos a bailar. -me jala y la sigo a tropiezos por detrás de ella.

Besos Que Queman [Besos #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora