Capítulo 4

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La historia desde este punto empieza a ser un poco más mística y fantástica. No la quiero alargar mucho, pero quiero saciar mis ganas de escribir magia y fantasía.

Este capítulo es un reto para mi, me he propuesto relatar lo mejor posible a Seiji Shishikura, para que se enamoren de él. Igual que esos personajes de libros que con dos o tres parrafos una ya esta mojando el chon, pues igual, eso pretendo conseguir y espero lograrlo. Ustedes serán los y las mejores jueces.

Advertencias: quizá algunas malas palabras.

Notas: Como se han dado cuenta, cada separador es un mensaje oculto de la historia y pues aquí incluí bastantes. Ojo. Aunque dicen algún contexto no necesariamente tiene que ser algo malo.

El campamento de los Guti siempre se instalaba cerca de los ríos o lagos, a veces en el mar, dependiendo de sus necesidades, como en esa ocasión

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El campamento de los Guti siempre se instalaba cerca de los ríos o lagos, a veces en el mar, dependiendo de sus necesidades, como en esa ocasión. Parte de la playa hacia mar abierto estaba invadida por tiendas de color grisáceo, mismas que fueron diseñadas para desmontar con facilidad en caso de un ataque y poder levantar el albergue. Esa tarde la tribu realizaba sus actividades con normalidad. Había fogatas distribuidas al centro donde se cocían alimentos. Pieles y carne colgaban de pequeñas ramas de arboles sostenidas por vigas donde se dejaban a secar. Grupos de hombres rodeaban las cazuelas donde hervía la comida, bebían cerveza en tarro de madera y cáliz de plata. Las mujeres iban y venían con ropa o cestas de comida y repartían fruta y dulces a los niños que jugaban alrededor de las tiendas.

Un poco más a la orilla del mar, cerca de unos riscos retozaban los dragones. Algunos en su forma animal otros en su forma humana. Los dragones siempre acompañaban a los Guti. Hace millones de años, no se sabe bien, un rey hizo un pacto con el Sol, quería poder y fuerza. Nadie sabe como se hizo el pacto, pero después de ese día el rey pudo hablar con los dragones que llegaron al campamento. El líder de los piasa, hizo una reverencia, en señal de respeto y obediencia. Desde ahí los piasa han servido a los Guti hasta la fecha.

Ellos tenían vidas independientes además de ser compañeros de lucha de los Guti. La comida jamás faltaba y mucho menos una cama cómoda. Una enorme lona protegía el terreno de los dragones los rayos solares. Sus escamas aunque fuertes como hueso la textura era cálida. Algunos creaban sus propias carpas para vivir. Eran como otra comunidad vecina.

Cada piasa estaba al servicio de un Guti, al cual llamaban amo. Más que una relación de amo/sirviente, era una relación de amistad, un enlace fuerte los unía. La sangre, la saliva y hasta los genes. Cuando un Guti recibía a su dragón, mezclaban su sangre en un cáliz del cual ambos bebían, escupían en sus manos y cada uno lamía la la saliva de la palma del otro. Lazos genéticos, donde el ADN se mezclaba, convirtiéndolos en sólo ser. Esa era la unión de dragones y barbaros.

Donde quiera que iba un señor dragón, estaba su piasa con él. Si el Guti moría, el dragón podía volver a la libertad, pero muchas veces, moría de tristeza. Si el dragón moría... El guti no podía tener de nuevo otro compañero.

Puse un hechizo en ti  (FIC AU MEDIEVAL KATSUDEKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora