Capítulo 9

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Este capítulo trae romance KatsuDeku si o si... mágico y surreal más que físico.

Advertencias: Breve violencia de genero

El atardecer cayó suave y anaranjado como todos los días

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El atardecer cayó suave y anaranjado como todos los días. Una manifestación artística natural que anunciaba el fin del día. Las sombras que dibujaba sobre el suelo danzaban lentamente. Las piedras, hierbas, montañas, seres vivos. El viento se hacia cada vez más frío y espeso. Chocaba en el rostro de Uraraka. Sus cabellos se enredaban violentamente por la velocidad con la que volaba sobre esa rama gruesa. Una escoba improvisada que el bosque le hizo favor de dar para escapar.

El templo aún quedaba lejos. Llegaría quizá a la media noche o pasadas. Sus manos temblaban, se aferraban al tronco y evitó mirar hacia atrás. Tenía miedo de convertirse en sal porque estaba segura que a su paso dejo desorden y desolación. Los demonios estaban libres y estaba segura que encontrarían a Izuku. Debía darse prisa y decirle a la Suma Sacerdotisa. Lo que le pasará ya no importaba sólo quería salvar al hombre que amaba.

Su rostro se congeló por la baja temperatura y sus lágrimas que caían sentimentales. Poco a poco las tres lunas se asomaban a través de las nubes, cada una en una fase distinta. Creciente, nueva y menguante. Faltaban un par de horas para llegar, volaba lo más rápido que podía y el viento ayudaba empujando su cuerpo.

Finalmente, la noche cayó, lúgubre y silenciosa. Su sentido de alerta y supervivencia se activó. La noche es aliada pero traicionera. Ella lo sabía de sobra. Era la hora de las brujas. Hora propicia donde todas sus hermanas salían a hacer algún hechizo, volar, cantar, bailar alrededor de una hoguera, leer oráculos. De ellas la noche. Uraraka sabía eso, pero también que la noche ya no era de ella.

El viento comenzó a ser un poco más caliente y entró por su nariz causándole tos. Aquello le dio una mala señal. Sólo ellas, sus hermanas manipulaban el clima. Bajo la velocidad. Tosió de nuevo y miró a todas direcciones. Sosteniendose para no caer. Pudo sentir el murmullo de la nada y el vacío decirle que estaban esperándola. Se detuvo al ver tres siluetas con túnicas negras flotando frente a ella. Giró un poco la cabeza y miró por debajo del hombro; tras de ella había otras tres y si quería desviarse a alguno de los costados encontraría otras tres en cada lado.

― Ochacho Uraraka, nombre mágico Ura. Quedas arrestada bajo las reglas de la Triskle y la Red de Wicca ― dijo la bruja de en medio del trío que estaba frente a ella.

― Lo sé ― respondió Ura― necesito ver primero a la Suma Sacerdotisa, no hay tiempo para un juicio... por favor.

La bruja que habló se acercó a ella deslizando su cuerpo en el aire. Bajó la capucha, descubriendo su cabello corto, y casi platinado, parte de su fleco cubría su ojo izquierdo. Uraraka la conocía, era miembro del consejo. Su nombre era Reiko y estaba encargada de las misiones especiales, como era el caso de Uraraka. Brujas rebeldes, magos psicópatas, etc. Ura hizo una reverencia.

Puse un hechizo en ti  (FIC AU MEDIEVAL KATSUDEKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora