Precuela Parte 2

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Ningún humano conocía la aventura de Izuku con los Guti

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Ningún humano conocía la aventura de Izuku con los Guti. Sólo los conejos, el zorro y el mapache que entraban por el jardín trasero. Algunas azucenas y orquídeas, la mandrágora también. Nadie más. Guardó con receló sus dibujos y el cometa que le hizo al niño bárbaro. Quería verlo de nuevo para dárselo, pero no sabía como hacerlo si su mamá no lo llevaba. Escapar de nuevo era la única opción, pero su madre últimamente estaba muy atenta a él. Sospechó que sabía algo de su viaje. Sin embargo, tratándose de su madre le hubiera preguntado. Ella siempre quiere saber todo lo que hace, lo que piensa, lo que siente. Así que planeó su escape al día siguiente. Diría que volvería a salir con el cometa. Lo que no contaba Izuku es que los días siguientes fueron grises, con nubes de lluvia.

A una semana del acontecimiento y con un mejor clima, Izuku pidió a su mamá que lo llevará a la playa y por una extraña razón le dijo que no era el mejor momento para ir. Izuku hizo preguntas, pero su mamá respondía con un "eres muy pequeño para saber" Jamás su madre se había negado a nada, ir a la playa era algo que disfrutaban juntos pero esta vez fue un NO. Izuku no quería resignarse, quería volver.

Una tarde de esa misma semana, Inko llevó a su hijo al mercado. Salaban a su madre y a él cuando pasaban por algún puesto. Inko parecía arrastrarlo, lo llevaba bien agarrado de la mano se encontraron con la multitud de siempre entre los puestos. Izuku intentó soltarse, le dijo a su madre que ya sabía el camino, pero Inko jamás lo soltó. Había miedo en sus ojos y una desconfianza a todo aquel que se acercara. Llegaron a un puesto de carnes frías. A lado de su madre dos mujeres conversaban. Preocupadas por algo.

― ¿Dos semanas? Es mucho tiempo, ¿no crees? Nunca se habían quedado tanto tiempo. ¡Que horror! ― decía una mujer.

― Con las ganas que tengo de nadar... pero si sigue es agente ahí es mejor no acercarse.

Izuku reaccionó. Miró a las señoras para escuchar mejor su conversación. Estaba seguro que hablan de la gente que vive con dragones.

― Además están las bestias ahí. Debe oler espantoso. Espero que cuando se vayan, limpien un poco ― dijo la otra.

― Eso es lo de menos. Espero que no atraigan a sus enemigos. Esta es una villa pacífica. No entiendo porque quisieron acampar por más tiempo. Siempre es una semana a lo mucho ― afirmaba la mujer que escuchó primero.

― Quien sabe. Esa gente es peligrosa. Sus costumbres raras. Por eso debemos cuidar a nuestros hijos y más a las niñas ― explicó la otra ― dicen que tienen un nuevo líder. Ya sabes sus costumbres, secuestran a una mujer de cada villa para unir las aldeas.

― El Rey Enji debería hacer algo con esa gente.

Inko había terminando la compra y tiró de Izuku, esta vez el niño no forcejeó, se dejó llevar por su madre como si fuera un papel. Pensó en lo que decían las mujeres. Su villa temía a los barbaros y sus dragones. Luego recordó como la mujer lo golpeó y como el niño lo sometió con violencia. Por esa razón su madre no quería ir a la playa. Y aunque entendió que eran malos los que vivían en carpas, los ojos de Katsuki eran rojos fuego, había algo en su calidez que lo hizo temer, pero sentirse acompañado.

Puse un hechizo en ti  (FIC AU MEDIEVAL KATSUDEKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora