CAPITULO 58

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Narra Hugo
Había llegado el día. Después de unas cuantas pruebas necesarias, el día estaba aquí.

Eran las 7 de la mañana, hasta las 9 no teníamos que ir al hospital, pero yo no podía dormir más. Estaba más nervioso incluso que Eva. Quieras o no, una operación siempre asusta. Que tú mujer entre en un quirófano, aunque no sea una operación de riesgo, da miedo.

Da miedo que algo no vaya bien. Da miedo que no salga como queramos. Pero no. Tenemos que pensar positivo, ahora más que nunca.

Claro que nos habíamos planteado formar una familia. Ser 3 o 4. Pero no ya. No lo habíamos pensado por el momento. Pero con todo esto, el instinto por lo menos a mi, se me ha despertado a lo grande.

Ya tengo a mi sobrina, y de por si amo a los niños, pero la idea de tener un hijo o una mia míos. Eso si que sería genial.

Puede que sea ahora el momento. Económicamente estamos muy bien, ya hemos ganado bastante dinero este mes. El disco ha ido genial y aunque por el momento no haya gira, se está vendiendo genial y no puedo estar más contento.

Eva también ha terminado la nueva colección, y todo puede subir porque junto con mi hermana, son unas genias. No puedo estar más orgulloso.

En fin. Que podemos permitirnos relajar un poco el nivel de trabajo y ponernos a pensar en formar una familia ahora. Que mejor momento? Aunque cualquier momento sería bueno con ella. Porque si, porque es la mujer de mi vida. Porque es mi mujer, que bien suena. No puedo estar más contento de que nos hayamos elegido y de que todo lo hagamos juntos, lo disfrutemos como el primer día.

Que la relación no se desgasta. Que cada vez va a más. La beso como el primer día. Siento mil millones de cosas por mi cuerpo cuando estoy con ella. Todo intacto y subiendo.

Me encuentro en el balcón fumándome un cigarrillo, hundido en mis pensamientos. El sol se está poniendo y los primeros rayos de luz ya me están dando en la cara.

Unas manos rodean mi cintura y una cabeza se apoya en mi espalda. Que bonita sensación y que felicidad poner tener esto todos los días.

Agarro sus manos sin darme la vuelta y las acaricio. El silencio jamás es incómodo si se trata de nosotros. Aquí, con los primeros pajaros cantando, y el sol empezando a salir, estoy en mi sitio. Con la mejor persona que puede complementarme en la vida.

—En que piensas amor? —susurra en mi espalda y yo sonrío, aunque no me pueda ver
—En lo afortunado que soy —apago la colilla y me giro para estar frente a ella que me mira con una sonrisa
—Y en que dices que eres tan afortunado?
—En que me hayas elegido a mi. En tener a la mujer más hermosa del mundo en mi casa, en mi cama, en mi vida. Eva, no hace falta decirnos siempre lo que sentimos porque de sobra lo sabemos, pero es que te amo. Te amo con el alma y con todos los sentidos de mi cuerpo —se le escapa una lagrima que rápidamente aparto de su cara. Mis ojos también están bastante brillantes, me emociona decir estas cosas tan verdaderas mirándola a los ojos. Que bonita sensación.
—Te amo Hugo, te amo más que a nada —nos damos un tierno beso y un bonito abrazo. Nos enrrollamos en la manta y nos quedamos un rato en la terraza viendo el amanecer, juntos.

La hora se acerca. Ya nos encontramos en la sala de espera del hospital. Mentiría si dijera que no estoy muy nervioso. Pero intento calmarme para que Eva me vea firme. Ella es la que va a entrar ahí. Ella es la que va a ser operada, y no quiero que lo pase mal.

—Amor estás más nervioso que yo, tranquilo, va a salir todo bien —agarra mi mano e intenta transmitirme esa tranquilidad. Es impresionante como me conoce. Y más aún lo fuerte que eres. Dejo un beso en su frente y entrelazo nuestras manos.

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