CAPITULO 60

1.2K 52 4
                                    

Narra Hugo
4 de mayo. Septimo mes de embarazo. El pequeño Hugo ya daba más tormento, se movía más, daba más guerra y más pataditas a su madre y a penas la dejaba descansar.

Y si, se iba a llamar Hugo. Después de hablar y buscar mil nombres. Nos decantamos porque se llamase Hugo. A mi la verdad es que me gustaban muchos, pero Eva dijo Hugo y fin. Y así ha sido. Sinceramente me hace mucha ilusión que nuestro primer hijo se llame como yo.

Me doy la vuelta en la cama para abrazar a mi mujer, pero su sitio está vacío. Me sobresalto y escucho ruidos que provienen del baño. Joder, más vómitos.

Me levanto rápidamente y efectivamente, me encuentro a mi niña agarrada a la taza del vater. Rápidamente me agacho para cogerle el pelo y echarle un poco de agua en la nuca y cara.

—Joder amor, estoy fatal —dice mirándome con los ojos llorosos de vomitar, a mi se me parte el alma
—Tranquila Ev, ya es el séptimo mes y es normal que pase esto más continuo, pero tranquila que todo va a estar bien —acaricio su espalda y la ayudo a levantarse y bajar al salón— Quédate aquí que voy a hacerte una tila. Dejo un beso en sus labios y me dirijo a la cocina.

Estoy terminando de hervir el agua para la tila cuando

—Hugo!! Corre —dejo todo y me voy corriendo al salón. No puede ser.

Me encuentro todo el sofá y el suelo empapado

—Amor? Estás bien? —digo agachándome rápidamente delante de ella
—Esto es romper aguas no? —me mira asustada
—No tengo realmente ni idea Ev. Pero es pronto no? —no sabemos qué hacer— Vamos al hospital.

Después de ayudar rápidamente a Eva a cambiarse algo de ropa y coger lo necesario. Subimos al coche en una milésima de segundo y conduzco hasta el hospital. Rápido pero tranquilo, tengo que cuidar a esas dos vidas que van a mi lado en el coche.

Con mi otra mano tengo cogida la de Eva. Quiero que se relaje aunque yo estoy igual de asustado que ella. Es pronto para esto no? No sé. Tengo un poco de miedo.

Llegamos al hospital y velozmente pregunto en el mostrador por el doctor Fernández. Me dicen que está en su consulta que tiene guardia. Bien, punto a favor. Subimos rápidamente a la planta y varias enfermeras ya están con nosotros.

—Chicos que ocurre? —dice el doctor nada más vernos
—Creo que Eva ha roto aguas —se le abren los ojos como platos
—Vale, tranquilos, vamos a revisarla. Eva, ven conmigo —Eva asiente y va tras él, a mi no me dejan pasar así que espero fuera impaciente.

Son las 2 de la madrugada pero no puedo estar solo. No sé aún que va a pasar, no me han dicho nada. Por eso, he llamado a mi hermana y viene de camino. Fla se queda con la pequeña.

Estoy inmerso en mis pensamientos. No dejo de pensar en que puede pasar algo malo. No me quiero poner en lo peor, pero es inevitable.
Mi cabeza está siendo invadida por mil imágenes.

Cantándole a la barriguita de Eva, hablándole a mi pequeño Hugo. Aunque quizá no me escuchase. Le he cantado y hablado mil veces. Es una sensación mágica. Incluso veces que Eva estaba plácidamente dormida, he estado hablando con mi pequeño. Diciéndole siempre que no diese mucho tormento a mami, y que lo esperábamos con ansias.

Y por un momento veo todo negro, no quiero que pase nada malo. Que ella esté bien y que mi hijo también.

Sigo inmerso en mi mundo, cuando una mano y una voz muy conocida me toca el hombro

—Rubio, ya estoy aquí —me giro para acabar en sus brazos. Los brazos de una hermana. Salvan. —Sabes algo? —niego con la cabeza
—Aún no me han dicho nada. Entraron hace como 20 minutos a revisarla y aún no me han dicho nada —mi cara de preocupación hace que mi hermana vuelva a abrazarme y decirme que todo va a ir bien. Necesitaba escuchar eso.

Intenta Olvidarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora