I.

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Los jadeos se escuchaban en la habitación, se encontraba perdido en el deseo y solo sentía como aquel alfa lo hacía suyo nuevamente.

—Viktor

Jadeó cuando los dientes del Alfa acariciaron lentamente la zona de su glándula.

—Tranquilo, no te voy a marcar.

Un gruñido salió desde los labios de Omega, una suave risa se escuchó de parte del Alfa que sin piedad atacó nuevamente aquel punto sensible en una sola estocada, la espalda se curvó un poco mientras Horacio volvía a gemir.

—Horacio, Horacio ¡Horacio!

El de cresta abrió sus ojos viendo cómo Gustabo lo miraba.

—Te quedaste dormido, venga, vamos a descansar un poco.

Asintió para estirarse un poco y bajar del auto, hace poco más de un mes y algo había tenido su celo y aún sentía estragos de ellos, odiaba el hecho de que al mes se sintiera cansado por las malditas hormonas, una sonrisa se formó en sus labios al menos no lo había pasado tan mal. Hace ya un año que se acostaba con su querido comisario Víktor Volkov y aunque por el momento solo era revoltones en la cama, no dudaba llegar algún día al corazón del comisario.

Entraron a comisaría entre risas pero al momento de ver la mitad de la malla en el lugar y la mezcla de olores que se sentían poco a poco fue un golpe para Horacio quién comenzó a sentirse mareado y asqueado al mismo tiempo.

—¿Qué te pasa, perro?

Comentó preocupado Gustabo al ver a su hermano tan pálido.

—Necesito vomitar.

Comentó Horacio para salir corriendo hacia los baños, bajando de la escalera iban el comisario Víktor Volkov y Greco Rodríguez.

—Eh Horacio ¿Cómo estás?

Preguntó el de barba pero el de cresta no lo escuchó, chocó con ellos y rápidamente entró al baño.

—¿Qué mierda? -murmuró Víktor en voz baja-
—Gustabo ¿Qué le pasa a Pérez? -preguntó Greco al ver como Gustabo entraba detrás de ellos para ir a ver a su hermano-

—No lo sé, entramos a comisaría y como que le dieron ganas de vomitar. -respondió el rubio-

—Quizá le hizo algo mal en el desayuno ¿No anda en su temporada de celo? -preguntó Greco-

—No, eso fue hace un mes y dos semanas. -Contestó Volkov sin pensar-

—¿Llevas los días contados, Volkoff? -comentó burlesco Gustabo y Greco alzó una ceja-

—¿Qué? ¡No! ¡No!

Las mejillas de Víktor estaban un poco sonrojadas, la había cagado notoriamente y no se había dado cuenta, rápidamente y sin tener escapatoria de las preguntas que le harían, salió de aquel lugar dejando a Gustabo y Greco riéndose.

El de cresta se incorporó poco a poco para tirar la cadena, apoyó su espalda a la pared mientras cerraba sus ojos intentando calmar aquel malestar que había aparecido en su estómago. Por una fracción de segundo se le pasó por su cabeza el hecho de estar cinta pero aquello lo deshecho rápidamente.

Viktor no había anudado aquel día que tuvieron sexo, suspiró mientras pasaba la mano por su rostro. Se incorporó poco a poco para caminar hacia el lavabo echando un poco de agua en su rostro y en el proceso también arreglar un poco su deshecha cresta. Se quedó quieto unos segundos ¿Y si había anudado y no se acordaba por estar tan perdido en el orgasmo? No, lo hubiese sentido, no podía haber estado tan desconectado si recordaba ese orgasmo.

Al verse al espejo sonrió tranquilo, en aquel momento entraron Greco y Gustabo al baño.

—¿Todo bien, Horacio? -preguntó Greco, Horacio se quedó quieto viendo si sentía algún malestar, mas se quedó tranquilo cuando olió en el aire el aroma a Sidra que pertenecía a una sola persona, a un solo alfa. Aquel olor podía reconocerlo a kilómetros.

—Si, gracias comisario, quizá me hizo mal el desayuno o la mezcla de olores que hay en el vestíbulo.

—Si, tuvimos un problema con una de las chicas que le llegó su celo antes de tiempo, pero Volkov supo asistir rápidamente.

—Espero que no haya pasado a mayores -comentó Gustabo metiendo mierda como siempre-

—¿Cómo crees? El olor a celo nunca ha afectado a Viktor, no sé cómo mierda lo hace. Sí hasta a mí a veces me afecta pero a él ni lo toca a veces pienso que es un beta o está muy bien entrenado.

Una sonrisa apareció en los labios de Horacio, si solo supieran.

La noche en que le llegó su celo no había contado los días y había sido su culpa, estaba muy ocupado ayudando en el tema del CID a encontrar rápidamente a uno de los asesinos de uno de los dueños del Vanilla, su celo le había llegado en medio de la conversación con Víktor y aunque salió corriendo para las duchas el comisario había llegado minutos después.

—Dejame ayudarte.
—Viktor, no.
—Horacio, estamos los dos solos en el comisaría, los demás están patrullando, déjame ayudarte.

Víktor se encontraba con sus pupilas dilatadas, intentando controlarse lo que más podía y Horacio lo sabía.

—Luego de esto nos vamos a tu casa -jadeo Horacio quitándose la ropa-

—Es un trato -murmuró Volkov acercándose para cazar a su presa-

El de cresta sonrió al recordar aquello.

—Bueno, hay veces que el comisario no se controla.

Murmuró para salir de allí dejando a sus dos compañeros con más dudas que respuestas, nunca le diría que hace 7 meses se acostaba con Víktor y era una experiencia maravillosa.










Lunar ||Volkacio Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora