XI.

2.9K 249 12
                                    

Ladeó su cabeza reaccionando poco a poco, sentía su cuerpo bastante pesado y su cabeza dolía un poco. Suspiró mientras movía su mano, de a poco fue abriendo sus ojos intentando reconocer el lugar. Ah cierto, el hospital. Carraspeo un poco mientras ladeaba su cabeza hacia la derecha buscando algo o mejor dicho a alguien. 

 —¿Volkov? Murmuró en voz baja, más nadie respondió. Claro, hasta unos segundos después. 

 —Fue a cambiarse de ropa. 

 Miró hacia el frente dándose cuenta que estaban en la sala Gustabo y Conway.

Este último llevaba un yeso en su nariz ¿Qué le había pasado?

 —¿Por qué mierda no nos dijiste que estaba encinta, Horacio? Murmuró Gustabo en tono bastante molesto, tomó aire intentando que eso no le afectará, tragó en seco.

—Porque primero debía saberlo Volkov

Murmuró en voz baja, sintió la risa irónica de las dos personas en esa sala, si hubiese sido por él, hubiese escapado, pero no podía.

—Ya ¿Estas seguro que él es el papá?

Preguntó Gustabo, Horacio alzó su cabeza ¿Qué mierda?

—¿A que te refieres, Gustabo?

—Los dos nos conocemos las mierdas, Horacio y sabemos cómo somos ¿Crees que Volkov es el papá?

—¡Por supuesto que es él papá! ¡Sabes que estoy enamorado de él desde hace mucho, Gustabo!

La máquina de los corazones latieron fuerte, tanto su corazón como lo de los bebés, se estaban afligiendo y colocando nerviosos los tres.

—Ya pero una cosa es que estés enamorado y otra diferente es vivir la vida.

"Hijo de puta" pensó, se estaba sintiendo bastante mal.

Odiaba cuando Gustabo hacia esa estupidez de rebajarlo solamente a algo sexual o tratarlo como si fuese un estúpido. Iba abrir la boca cuando la puerta fue abierta.

Volkov.

El ruso miraba a los tres, miró la máquina de latidos de Horacio y la de los bebés dándose cuenta que estás habían subido en sus ritmos cardíacos.

—Fuera, los dos.

Murmuró con voz ronca, pesado. Gustabo soltó una risa irónica nuevamente.

—A mi nadie-

—Si no sales Gustabo García, te juro que te voy a quebrar la nariz al igual como lo hice con Conway y me importa una puta mierda el puto castigo que se me, salgan los dos.

—¿Y quien eres para echarnos? -preguntó Gustabo-

—El papá de los cachorros por lo tanto, en este momento soy el alfa de Horacio, fuera.

Tanto Conway como Gustabo bufaron para salir del lugar, Horacio botó el aire que había retenido durante esos tensos minutos.

Volkov cerró la puerta detrás de él para girarse a mirarlo.

Mala idea haber votado el aire porque ahora se le venía algo muchísimo peor.

El comisario ruso caminó hasta la camilla y se sentó en el sofá, con cuidado tomó la mano de Horacio comenzando hacerle cariño con su dedo en el dorso de esta. 

—Respira, no te agites que has despertado hace poco y a los bebés también le pueden hacer mal.

El de cresta asintió para respirar comenzando a controlar su sentimientos y el enojo que había causado aquella pequeña pelea con Gustabo.

—Viktor, yo...

—Después vamos hablar de eso, Horacio -comentó Volkov- interrumpiéndolo- aún estás convaleciente y como dije, has despertado recién.

—¿Cuántos días estuve inconsciente?

—Tres días -respondió Volkov acomodándose en el sofá sin soltar su mano-

Horacio abrió la boca sorprendió, bajo su mano izquierda para colocarla sobre su abultado vientre donde tenía aquellos cables.

—¿Están...?

—Por poco lo pierdo a los tres, a ti te dio dos infartos al corazón y ellos fueron declarado muertos una vez.

Horacio tragó en seco, Volkov giró su rostro para poder ver hacia la ventana, no quería recordar ese momento.

—Pero quédate tranquilo, se le hicieron todos los exámenes de rigor y están bien los tres, solo que ahora debes tener reposo absoluto.

Pérez asintió con su cabeza, nuevamente debía intentarlo, nuevamente debía pedirle perdón.

—Viktor, perdón.

Murmuró, Volkov giró nuevamente su cabeza y suspiró para mirar al francés dándose cuenta que si estaba arrepentido de su acto.

—Horacio, para la próxima confía en mí, por favor.

—Ya pero es que tampoco es facil, recién había pasado todo con Kylie y no sabía si me ibas a creer o no.

—¿Y por qué no iba hacerlo? Hubiese detectado si te hubieses acostado con otro alfa, no soy idiota, Horacio.

—Pero es lo que todos creen ¿No?

Murmuró Horacio bajando su cabeza, Víktor suspiró.

—¿Ellos tuvieron relaciones contigo? ¿Ellos están sentados aquí cuidándote desde hace tres días? No, entonces que no te importe lo que ellos pienses.

Al final, lo que más tenía Horacio era perder todo contacto con Víktor, él lo hacía mejor persona, gracias a él había logrado muchas cosas. Por él había podido lograr varios objetivos que en su vida pensó hacer.

Volkov lo animaba y lo apoyaba en ser mejor.

El comisario rió bajito, apretó la mano de Horacio para que nuevamente lo mirará.

—Iba a reaccionar de la misma manera que estoy ahora, Horacio. Estoy feliz de ser papá y mucho más feliz si el Omega que me está dando ese privilegio eres tú.

Los dos sonrieron, mientras que en el corazón de Horacio comenzaban a revolotear esas maripositas que sentía cada vez que estaba con Volkov; el corazón del ruso latía un poco más rápido intentando demostrarle a Volkov los verdaderos sentimientos que tenía por Horacio.

Lunar ||Volkacio Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora