IV.

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El de cresta lloraba aferrado a la cintura de Isa la cual le hacía cariño en su cresta intentando calmarlo.

—¿Qué vas hacer, cariño?
—No lo sé, ni siquiera sé si el papá aceptará esto, Isa.
—Sabes que tienes muchas personas que estarán para apoyarte en tu decisión, Horacio. No importa cual sea si es el aborto o tener al bebé.

El de cresta asintió para separarse y pasar unas manos por su rostro, no, no se iba a desmoronar. Él era Horacio Pérez el bendito héroe de esa ciudad y no iba a echarse a morir porque ahora iba a tener un bebé del amor de su vida.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, puto Volkov de mierda que le anudo, puto celo y puta calentura que lo dejó llevarse y perder la conciencia sin saber controlar la situación.

Suspiró.

—¿Sabes al menos quién es el papá?
—Sí...
—Cuando estés decidido me lo cuentas ¿Bien?

El de cresta asintió, Isa le regaló un beso en la frente y se levantó de la camilla para caminar hacia la puerta, se ha la quedado solo. Agachó su cabeza para mirar sus manos y luego volvió a mirar la ventana.

¿Qué haría ahora?

Gustabo entró a la habitación con una sonrisa.

—Perrrroooooo, en unos minutos te podrás ir de aquí, Isa dijo que todo te había pasado por estrés.

Horacio giró su cabeza para escuchar así hermano sonrió genuinamente, de verdad que agradecía tener a Isa en su vida porque lo salvaba de incontables hechos.

—Aunque nos tendremos que ir con Papu a comisaría, Greco y Volkov se quedarán
—¿Y eso?
—Hazme un lado que tengo un chisme.

Horacio se acomodó en la cama y el rubio se acomodó a los segundos después para cruzarse de brazos.

—Resulta mi queridísimo Horacius que Volkov ha ocultado una información muy importante en este último tiempo.
—¿Qué cosa? ¿No es ruso? -murmuró Horacio-

Gustabo negó con su cabeza y carraspeo, Horacio giró su cabeza para verlo, el rubio suspiró.

—Sucede que Kylie Johnson llegó hace poco de gravedad y Volkov se volvió como un perro en jauría, no entendía el porque y Greco intentaba tranquilizarlo, Conway me contó entonces la verdad porque si no me la decía yo le iba a preguntar al cabeza del almendra y seguro sería mi muerte.

—¡Pero ya cuenta, Gustabo!

—¡Eh, paciencia es la mayor de las fortalezas! Joder, que poca paciencia, no. Pasa que Kylie y Víktor son predestinados.

Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente, Gustabo giró su cabeza para mirarlo preocupado ¿Enserio le había afectado tanto la noticia del cabeza de nuez?

—Horacio ¿Por qué vas a llorar?

El de cresta negó con su cabeza mientras se acostaba en la camilla tapándose hasta su cabeza, su cuerpo comenzaba a temblar y el llanto comenzaba a salir. García suspiró, la había cagado totalmente, Horacio lloraba como María Magdalena.

El de cresta se abrazó a su vientre mientras las lágrimas caían por su mejilla ¿Por qué nunca había visto eso? ¿Por qué no se había dado cuenta  si era tan obvio?

"Lo siento bebé, lo siento muchísimo pero papá nunca sabrá de tu existencia y será lo mejor para los dos."

Horacio Pérez había tomado una decisión en ese momento, Víktor Volkov nunca se enteraría del bebé que en ese momento estaba empezando a crecer en el vientre del de cresta, era una decisión egoísta pero Horacio sabía que era una decisión egoísta para salvar una relación en la cual no podía meterse.

El de cresta cerró su casillero, ya había pasado cerca de tres semanas desde que se había enterado que estaba encinta y de verdad que aún no podía concebir la idea. Ni siquiera tenía idea de que iba hacer a corto plazo con "Frijolito" como tiernamente lo había apodado, suspiró para girar un poco y dejar su espalda pegada a la pared, su cabeza chocó contra la muralla mientras que miraba el techo de aquel lugar; su vientre empezaba a crecer a de a poco y era un milagro que nadie se hubiese dado cuenta de sus cambios.

La puerta abriéndose lo sacó de esta pensamientos, bajo su cabeza para ver quiénes entraban al lugar pronto aparecieron Greco, Conway y Volkov, el ruso iba comiendo una barra de chocolate, confundido alzó una ceja puesto que a Viktor nunca le había gustado la barra.

—Horacio ¿Cómo estás? -preguntó Greco, el moreno sonrió-.
—Bien, Comisario Rodríguez, gracias.

Murmuró Horacio con una pequeña sonrisa, luego de aquel desmayo Conway lo había sacado del CID justamente con las palabras que aún le dolían "Si no puedes controlarte a ti ¿Cómo crees que van a controlarse los demás?" Habían tenido una fuerte discusión, por ello ya no le hablaba mucho al mayor.

—Bueno, permiso señores pero debo comenzar a patrullar.
—Horacio -Dijo Volkov- cuídese y no se exija.
—10-4, comisario. Pero ¿Le puedo hacer una pregunta?
—Claro.
—¿Por qué está comiendo chocolate si a usted no le gusta?

Viktor miró la barra y se encogió de hombros, Greco soltó una pequeña risa.

—Lo mismo le dije yo. -Comentó el de barba.
—Hoy solo me apatecia comer chocolate.

Horacio negó con su cabeza mientras se asomaba una sonrisa divertida en sus labios, salió de aquel lugar al mismo tiempo que Víktor se acercaba al tarro de basurero y botaba el envoltorio.

—Conway, debería considerar integrar a Horacio nuevamente al CID, el chaval está haciendo un buen trabajo
—Lo voy a reintegrar hoy, no te preocupes Greco, luego hablaré con él.

Víktor se cruzó de brazos mientras comenzaba a mirar el lugar, Greco giró su cabeza para mirar a su amigo y alzó una ceja al verlo con una mueca en su rostro.

—¿Qué le pasó, Volkov?
—Nada
—Ya cuenta, capullo.
—Se me antojó una hamburguesa de doble queso.

Murmuró Volkov encogiéndose de hombros para soltar sus brazos y comenzar a caminar hacia la salida, segundos después salió del perímetro de los ojo de sus amigos que en todo ese periodo lo habían seguido con su mirada.

—¿Y a este que le pasa? -preguntó Greco.
—Esta peor que una embarazada -murmuró Conway para salir del lugar con Greco detrás de él-

Lunar ||Volkacio Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora