X.

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Entró a la habitación despacio, aunque sabía que no despertaría luego, menos luego de esa larga operación.

Con cuidado se acercó a la camilla del Omega el cual reposaba con máquinas a su alrededor, incluso su vientre estaba conectado a una máquina para monitorear a los bebés.

Se cruzó de brazos para mirar cómo Isabella le colocaba la ultima intravenosa la cual le proporcionaría la sangre que había perdido en la operación. Habían sido horas sumamente complicadas, Horacio había sufrido un paro cardíaco que lo mantuvo 45 segundos exactos con muerte, Volkov había temblado de pies a cabeza cuando había visto eso. Al menos todos habían actuado rápidamente y su pulso había vuelto a ser estable.

Pero la pasó mal, demasiado mal.

—Tranquilo, ahora hay que esperar 48 horas que son las críticas -murmuró Isabella colocándose al lado de Volkov- pero se que Horacio es fuerte.

—Lo sé -murmuró en voz baja- Pero aún así tengo miedo.

Era la primera vez que Volkov mostraba su sentimiento con alguien, Isabella se sorprendió más no dijo nada. Suspiró, su cuerpo y su mente desde hace un buen rato le rogaban a gritos que se acercará a Horacio.
Con cuidado se acercó para bajar su cabeza y darle un beso en la frente. Al separarse junto sus frente por un instante.

—Despierta, por favor.

Murmuró en voz baja, su corazón había hablado y por primera vez dejaba que el tomará las decisiones. La máquina la cual controlaba a los bebés comenzó a emitir ruidos, se separó rápidamente de Horacio para mirar cómo Isabella se acercaba.

—Estan moviéndose, tranquilo. -murmuró la doctora-

Volkov se movió un poco, su cuerpo impulsivamente colocó su mano en el vientre de Horacio, sintió como los bebés se movían. Una sonrisa apareció en su rostro, con cuidado movió su dedo pulgar en esa zona haciéndole cariño.

—Tranquilo bebés, папа [papá] está acá y no dejaré que nada les pase.

Por alguna razón fue como si los bebés hubiesen escuchado y reconocido la voz de su padre, porque en ese momento Isabella rió en voz baja.

—Se quedaron tranquilos. Parece que solo querían que papá les hiciera cariño.

Volkov también rió en voz baja, quitó la mano de allí unos segundos para atraer el sofá cerca de él y sentarse en este volviendo a colocar su mano en el vientre de Horacio para hacerle cariño.

Para hacerles saber que él los protegía.

Cuando salió de la habitación para que Gustabo entrará unos minutos, Kylie lo estaba esperando afuera.

—Venga, vamos hablar.

Asintió con su cabeza para seguir a la que hasta hace algún tiempo atrás fuese su destinada. Caminaron en silencio hasta los ascensores, subieron al último y Kylie apretó el piso sexto para poder ir al Helicarrier.

Cuando salieron hacia afuera el aire frío golpeó el rostro del ruso, simplemente se acomodó un poco la gabardina para luego apoyarse en la baranda esperando a su amiga.

—¿Cómo está Horacio?
—Estable dentro de la gravedad, hay que esperar 48 para saber que sucede, lo dejaron con oxígeno por precaución. -murmuró-
—¿Y los bebés?

El comisario llevó su mirada a su mano derecha donde había sentido los movimientos de los bebés cuando acariciaba el vientre de Horacio.

—Ellos están bien

Murmuró en voz baja y con una suave sonrisa apareciendo en sus labios, sonrisa que desapareció a los segundos para carraspear y colocarse serio nuevamente.

—¿Qué sucede Kylie?
—Ire al grano -murmuró la alfa- ¿Qué sientes por Horacio?
—¿Disculpa?

La chica bufo mientras se cruzaba de brazos para mirar a Volkov.

—Viktor ¿Qué sientes por Horacio?
—No te voy a mentir que mis sentimientos por Horacio en el último tiempo han cambiado, Kylie, pero es que.
—Interrumpiendolo- Mucho textoz ruso.
—¡Pero no me dejas ni explicarte, coño!
—¡Pues menos texto y más sí o no!

Volkov suspiró para llevar dos dedos al tabique de su nariz mientras se calmaba.

—No lo sé-susurro en voz baja-
—¿Qué dijiste? -preguntó Kylie porque de verdad no lo había escuchado.
—Kylie...por favor...no me hagas decirlo de nuevo.
—Viktor mira -suspiro- sé que estás enamorado de Horacio ¿Bien? Y se nota demasiado en todo, pero necesito que tú mismo te des cuenta de esto porque no quiero que sea tarde y que te des cuenta cuando hayas perdido a Horacio y lo bebés, te juro que pasa eso y no te la perdono más.

El rusos solo asintió callado, de verdad que estaba sumamente confundido, era la primera vez que tenía aquellos sentimientos por alguien, eran nuevos y diferentes.

—Anda, ve con Horacio y cualquier cosa me llamas
—Gracias -susurro para girarse entrar nuevamente al hospital-

Kylie suspiró, la única forma de que se diera cuenta Víktor era llevarlo a un lugar que en su vida el prometió volver a pisar.

Ivanov entraba al juego.

Volkov bajó por el ascensor nuevamente, las puertas se abrieron en el pasillo de la planta número tres; con cuidado bajó para empezar a caminar sin mirar a nadie, Gustabo conversaba con Greco y por lo que se había fijado en ese milisegundo era una pequeña discusión, siguió su recorrido hasta llegar a la habitación 216 donde se encontraba Horacio.

Con cuidado abrió la puerta para entrar son meter ruido, se acercó lentamente.

—¿Viktor?

Horacio susurró su nombre abriendo un poco sus ojos.

—Tranquilo, Horacio, descansa aún estás indispuesto.
—¿Los bebés? -preguntó Horacio ignorando lo anteriormente dicho-

Viktor sonrió para colocar su mano en el vientre de Horacio, se inclinó un poco para dejarle un beso en la frente.

—Tranquilo Solntse, nuestros cachorros están bien. -murmuró-

Lunar ||Volkacio Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora