Extra II: Cómo de dos pasaron a seis.

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Horacio suspiro mientras se acomodaba en la cama, ya era tarde, los pequeños dormían ya que al día siguiente tenían escuela y él no era capaz de dormir, podía sentir la suave respiración de Volkov a su lado, tomó aire y lo soltó lentamente para poder girarse entre los brazos de su alfa y admirarlo. Una pequeña sonrisa se posó en sus labios, Volkov siempre tenía un aura de paz cuando dormía, desde la primera vez que durmieron juntos Horacio notaba que con él podía descansar todo lo que no descansaba estando solo y siempre que le miraba dormir, le causaba un calorcito en su pecho por saber el efecto que tenía sobre aquel alfa gruñón.

—¿Qué pasa, Мое солнце?

Susurró Víktor en tono bajo y con una voz un poco más ronca de lo normal, Horacio frunció su ceño al darse cuenta que le había despertado.

—Te desperté, lo siento.

El alfa negó con su cabeza y abrió sus ojos para dejar ver aquel color gris que tenía y que enamoraba cada día al Omega.

—No te preocupes, no podía dormir te sentía inquieto.

"El lazo" pensó.

—¿Qué pasa, Horacio?
—Solo que no sé...siento que no soy buen Omega
—¿Por qué lo dices?

Preguntó mientras acomodaba a Horacio entre sus brazos, pasó su mano por debajo de la camiseta del de cresta para acariciar su espalda mientras miraba aquellos ojos bicolores que le hacían decir que sí a todo.

—Hay omegas que a su alfa le han dado 5 cachorros, en estos 6 años solo te he dado 2 cachorros y no sé, siento que...-

Se quedó callado cuando sintió la risita de Volkov, miró con el ceño fruncido al hombre.

—Por Dios, маленькие звезды, no pienses en las tontas leyes de omegas y alfas. Yo soy feliz teniendo solo dos cachorros y siendo cuatro, lo único que no quiero es verte en una camilla de hospital y escuchando como este precioso corazón dejaba de latir, porque Horacio, si llega a pasar eso de nuevo, yo me voy a volver loco.

—Dios ¿Por qué tengo un esposo tan lindo?

El de piel canela se movió para poder quedar sobre el alfa quién le sonría feliz, vio como le tomaba la mano izquierda para poder darle un beso en aquella alianza que compartían juntos.

—Porque yo tengo al mejor Omega de todos él cuál es mi esposo.

Los dos se besaron lentamente para ir consumando su amor de a poco.

Desde aquella vez ya había pasado un mes, el de cresta rosa no iba a negar que se comenzaba a sentir extraño, como si su cuerpo le pidiese más descanso de lo normal, además de los síntomas de influenza que tenía.

Había decidido aquel día realizarse una prueba, Damien e Irina le acompañaban, esperaban a Elena que pudiese desocuparse ya que Isabella aquel día tenía libre.

—¿Horacio?

El agente federal levantó la mirada para poder ver a su amiga quién con una sonrisa le invitó a entrar

—¡Tía Elena!

Dijeron los dos pequeños bajándose de su asiento para correr a los brazos de la doctora quién se agachó para abrazarlos con una sonrisa.

—Vamos adentro, pequeños, les daré a escoger dulces.

Los dos niños gritaron de emoción para entrar.

Horacio estaba sentado en la silla frente a Elena quién revisaba los exámenes, la pelirroja se encontraba con su ceño fruncido.

—Recuéstate en la camilla.

Lunar ||Volkacio Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora