Capítulo 26: Horizontes rojos

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--Entonces, ¿supongo que la casa es buena?--

Asenti. --Muy buena. Tenemos una hermosa vista del lago y del centro de la ciudad, que se ven muy bien cuando se iluminan por la noche--

Mi madre sonrió. --¡Oh, qué romántico! ¡Un segundo, cariño!--

Ella volvió la cabeza. No pude ver lo que miraba. Mi vista de ella se limitó a lo que me dio la pantalla del videoteléfono, que incluía el área de la cocina de la casa de mi familia en Petalburg. Me di cuenta de que eso era todo, porque era la misma casa en la que Max y yo crecimos, y aunque movíamos mucho las cosas en momentos en que yo todavía vivía allí, el videoteléfono principal de la casa nunca se reubicó lejos de la cocina.

--¡Norman!-- Mamá gritó, sus ojos brillantes. Se llevó la mano libre a la boca, mientras que con la otra todavía sostenía el auricular del teléfono contra la oreja. --¡Norman!--

--¿Qué sucede, Caroline?-- fue la respuesta de mi padre. Sonaba distante, aunque su voz parecía hacerse más fuerte cada vez que repetía esa frase. No pasó mucho tiempo antes de que apareciera a la vista, en el que casi se topó con mamá.

--¡May está en llamada!-- dijo, señalándome desde el otro lado de la pantalla del videoteléfono. --¡Norman, ella y Drew obtuvieron las llaves de su nueva casa en la Ciudad LaRousse hace unos días! ¡No es maravilloso!--

Papá miró en mi dirección. Con la sensación de canas entre su cabello corto y las líneas alrededor de sus ojos, parecía como si no hubiera sido capaz de contener mucha energía. Pero, por el contrario, una gran sonrisa se extendió por su rostro; coincidía con el hecho de que siempre había sido un hombre lleno de sorpresas.

--¡Estupendo!-- él dijo. --Vaya, se siente como si fuera ayer cuando tenías diez años y seguías viajando por Hoenn para tu primera serie de concursos. Ahora, te miro, y tienes veintiséis años, eres una de las coordinadoras más famosas del mundo y estás casada, y viviendo por tu cuenta --

--Cumpliré veintisiete en unas pocas semanas ...-- dije.

Hizo un puchero. --¡Exactamente! ¿A dónde se fue el tiempo?--

Mientras él lanzaba sus manos al aire y se alejaba de la pantalla, mamá negó con la cabeza y me miró.

--No te preocupes por tu padre, él solo está- --

--Siendo un papá-- le dije, sonriendo. --Lo sé, mamá, lo sé.--

--Simplemente te vamos a extrañar, cariño. La casa ya parece vacía sin ti aquí. Todo Petalburg te extraña. ¡Te has convertido en un ícono de la ciudad, y en más de un sentido!--

--Los visitaré--, dije. --Y si tú y papá necesitan unas vacaciones, ¡pueden venir aquí cuando quieran!--

Mamá suspiró. --Lo sé, pero nunca volverá a ser lo mismo. Max siempre está ocupado en el gimnasio, con competidores entrando de izquierda a derecha, sin mencionar su propia vida amorosa. Con tu papá retirado y todo, en realidad solo somos él y yo. ahora.-- Ella se rió entre dientes. --¡Oh, mírenme, me estoy lamentando y arruinando el humor feliz en el que se supone que deben estar! ¡Los extraño chicos! Y…-- Sus ojos se oscurecieron. --Supongo que todo el asunto de la Ciudad Enfer realmente nos afectó a todos también--

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