Tres días más me habían tomado para pensar y terminar de planear muy bien las cosas. Pero no era un gran plan después de todo.
Solo sabía cuándo lo haría y cómo lo haría. Y después de eso, no tenía nada.
Debía huir, eso lo sabía muy bien, pero no sabía a dónde. Ni siquiera había pensado en si a lo mejor me atraparían, y ni siquiera alcanzaría a salir del pueblo.
Eran muchas cosas que considerar, pero entre ellas, la más importante, ¿Y _______?
Por unos días, no podía decidir en si decirle que me iría, si irme sin que lo supiera o si decirle todo lo que haría y que ella decidiera lo que quisiera hacer después.
También pensaba en la abuela, quizá no soportaría la pérdida de otro de sus nietos. Pero algo dentro de mi me repetía que a lo mejor estaría tranquila cuando supiera por qué.
Tres días más peleando entre lo que es correcto y lo que quería.
La última noche dónde me quedaría me había asegurado de no tener más dudas. Había ido a trabajar como cualquier día normal y me había quedado con el Tío Earskell fumando unos cigarros pretendiendo que todo iba bien.
Deseaba tanto poder decirles adiós, pero estarían mejor sin saber nada por si la ley viniera a buscarme.
Lo miré y las lágrimas casi me dejaban ciego por completo.
—Debes cuidar a la abuela, tío Earskell — dije entonces — ¿Sabes que apenas se ha levantado de la cama desde el funeral?
Él me miró, mientras yo intentaba contener las lágrimas.
—Si.
—La abuela te necesita. ¿Está bien?
El tío Earskell no dijo nada, se limitó a seguir aspirando su cigarro.
Terminé el mío y me quedé sentado mirando hacia el frente. Debía volver hacia dentro de la casa y simplemente recostarme, pero no lo hice.
Tomé mi chaqueta, salí de nuevo y me subí al auto, puesto que no eran los únicos de los que quería despedirme.
Había alguien más, alguien muy importante.
Llegué a su casa, todo se veía silencioso. Me bajé del auto y caminé hasta la puerta.
Había una pequeña luz tenue en la casa, caminé alrededor de la propiedad, la luz venía de la cocina, así que decidí tocar la puerta trasera.
Segundos después ella abrió la puerta, al verme sonrió.
—Hola — saludé sin apartar la vista.
Ella regresó su vista a la casa y luego salió cerrando la puerta tras ella.
—Que sorpresa, Arvin — caminó hacia a mi — ¿Está todo bien?
—Quería verte — sonrió y frunció el ceño confundida.
—¿Querías verme? ¿A qué se debe eso?
Sin pensarlo dos veces me acerqué a ella y la besé, aún con precaución, pues no sabía como ella podría reaccionar.
Ella puso sus manos en mi cuello, y siguió el beso más rápido de lo que pensé.
Nos separamos lentamente, dejando nuestros rostros a centímetros.
—¿Por qué? — preguntó ella casi en susurro — ¿Por qué ahora?
Tomé su rostro en mis manos y lo miré completamente.
—Sentí que era importante.
No sabía como decirle que, tal vez, no me volvería a ver.
El lugar se mantuvo en silencio por varios minutos. Ella me miró sin expresión alguna por unos segundos y luego frunció el ceño.
Su mirada era desconcertante, pero ella parecía saberlo.
—¿Acaso es esta una despedida?
Solo la miré para luego abrazarla con fuerza a su vez mientras mantenía una sonrisa agraciada por su audacia.
Sin duda, ella era irrepetible.
Sin decir nada me alejé lentamente de ella y comencé a caminar hacia mi auto.
—¿No debería ser esta la razón por la que decidas no hacerlo y quedarte? — la oí decir detrás de mi a lo que yo me giré para verla — Porque honestamente Arvin Russell, ahora no hay manera en la que quiera decir adiós.
Me acerqué una vez más quedando frente a frente.
—Lo que haré, necesito hacerlo, debo hacerlo — la miré a los ojos.
—Pero...
Su mirada rogaba por una explicación. Pero al no obtenerla, ella bajó la mirada.
—Oye — tomé su rostro, obligándola a verme — Esto fue lo que me trajo aquí esta noche, lo que me trajo hacia ti.
Sonrió levemente.
—En ese caso — se colocó de puntas y me besó nuevamente, tomé su mejilla y le correspondí con muchas ganas.
Después de un par de tiempo nos separamos. Besé su frente y la solté.
Me subí de nuevo al auto, encendí el motor y la miré nuevamente. Puse el auto en marcha y comencé a alejarme.
La observé por el espejo retrovisor, hasta que se hizo muy pequeña.
Esta sería la última vez que vería a ________ Bennett, la chica por la que había sentido, por primera vez, lo que mamá y papá parecían sentir. Por lo que papá había hecho lo que hizo.
Sin duda, quedaría en mi corazón y en mi mente, por siempre.
|_______ Bennett|
Por un momento, por muy descabellado que fuera, pensé en dejarlo todo e irme con él. Decirle que me iría, a dónde sea que fuera.
Incluso abrí mi boca con la intención de decirlo antes de que el subiera al auto. Pero me detuve.
No podía hacerlo, no podía hacerle eso al abuelo.
Así que solo me quedé mirando el auto alejarse hasta que desapareció de mi vista, seguido de un sentimiento de inconformidad y suma tristeza.
Regresé una vez más a la casa. Apagué la única luz que quedaba encendida y subí hasta mi habitación. Me senté en la cama con pesadez intentando aclarar mi mente.
Todas las personas que amaba terminaban alejándose. No hace mucho había descubierto que lo amaba y al hacerlo, él ya no estaba.
Siempre tan cerca, pero a la vez tan lejos.
¿Otra prueba de Dios?
~•~
|Arvin Russell|
Al llegar a casa, entré de inmediato a la habitación. Tomé un papel y un bolígrafo para dejarle una carta a la abuela.
Me senté en mi escritorio, tenía el bolígrafo en mi mano, pero parecía que no recordaba como escribir.
Cerré los ojos, respirando rápidamente, casi que hiperventilando, y dejé que mi mano siguiera su curso.
"Querida Abuela,
Te escribo porque no puedo despedirme en persona. Te amo y siempre recordaré las cosas que has hecho por mí.
Lo que estoy a punto de hacer, lo hago porque tengo que hacerlo, no porque yo quiera.
Por favor, no intentes encontrarme.
Con amor, tu nieto, Arvin"
La doblé y la dejé en mi escritorio.
Me recosté en la cama, mirando hacia el techo del cuarto, ni siquiera me había molestado en quitarme los zapatos. Pero de todas formas no lograba conciliar el sueño.
Mi mente no dejaba de pensar en ella y sabía que muy probablemente nunca dejaría de hacerlo.
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El Castigo Divino (Arvin Russell y tú)
FanficUn joven se dedica a proteger a sus seres queridos en un pueblo lleno de corrupción y personajes siniestros. Dos chicos envueltos en miseria, unen sus historias.