Tommy ama a Kate con toda su alma, la amó sin darse cuenta des de el primer día y la perdió durante 10 años. El infierno se abriría antes de que él dejara de luchar por ella.
"-Tú y yo contra el puto mundo."
"-Es su palabra contra la nuestra. Yo con...
❤️ Tuve que dividir este capítulo en dos o quedaba demasiado largo ❤️
❤️Pongo aquí el gif porque Wattpad es una basura ❤️
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La idea de ir a ver a Tommy a su empresa le asustaba un poco, ya que no quería cruzase con Arthur y arriesgarse a que la reconociera. De todas formas fue a verlo ya que al día siguiente partirían a París y cómo no había podido brindarle un desayuno francés como hubiese querido, le había preparado macarons caseros.
No solía cocinar, en realidad las pocas veces que lo había hecho, había sido sólo para Tommy. Normalmente era Tommy quién cocinaba para ambos.
Cuando volvían de alguna trastada de niños, cuando se despertaban más temprano o tarde que el resto de la familia, cuando Polly no había cocinado nada era Tommy quien se encargaba.
También era Tommy quien siempre se había comido lo que ella le cocinaba.
Así que quería tener ese detalle con él, darle una pequeña muestra de lo que podría encontrarse en París. Eran pocas las ocasiones que había cocinado pastelitos, ya que los dulces franceses eran complejos de hacer pero cuando los hacía su cerebro se apagaba y no tenía que pensar en nada.
Aquella vez Clyde no hizo de chófer y no fue él quien condujo hasta la empresa de los Shelby, sino que ella misma condujo hasta allí, y al llegar prácticamente salió corriendo en busca de la oficina de Tommy. No quería cruzarse con ninguna cara conocida.
—Fíjate, estás hecho un verdadero empresario.
Tommy alzó la cabeza para mirarla.
Las gafas se estaban deslizando por el puente de su nariz, tenía la mesa un poco desordenada, pero lo normal de una mañana llena de trabajo. Tommy le sonrió, mientras Kate cerraba la puerta a su espalda y caminó hasta la mesa con la bandeja de macarons en las manos.
—¿Mi secretaría no te ha preguntado si tenías cita? — Preguntó quitándose las gafas.
—No, creo que se ha salido un momento porque ahí no hay nadie. —Tommy apartó unos documentos, poniéndolos en orden. — Te he traído una cosita.
Kate dejó la bandeja sobre la mesita y apartó el trapito de cocina que lo cubría, rebelando unos macarons de color rosa.
—¿Qué son? —Tommy tomó uno y se lo metió entero en la boca, empezando a masticarlo. —Joder, están muy buenos.
Kate sonrió complacida al ver que Tommy le habían gustado.
—Son macarons. Es un dulce típico francés. —Vio como Tommy tomaba otro y se lo comió. —Los he hecho yo.
Tommy la miró mientras masticaba y le sonrió. Tom apartó unos documentos, ordenado su mesa. Kate se sentó sobre la mesa, sacando un cigarro de su pitillera de oro y encendiéndolo. Tommy se volvió a sentar en su silla, y tomó uno de los tobillos de Kate.
