Capítulo 25: Polly Grey

503 57 11
                                    

Había perdido la cuenta de las cantidad de copas que se había tomado esa mañana. Y la peor parte no era que se había quedado sin alcohol, la peor parte era que no se sentía mejor y que su sangre no parecía estar tan intoxicada como le gustaría para olvidarse de su maldita familia.

Estaba harta de todos ellos, y Michael su hijo tampoco le estaba ayudando en nada. El muy imbécil había zarpado con esa mujer que había dejado embarazado y con la que planeaba casarse una vez llegaran.

— Inútiles, cabrones. — Se terminó la copa. — ¡Panda de come mierdas!

Dejó el vaso en la mesilla y se pasó la mano por la cara. Estaba cansada de estar rodeada de inútiles que perdían en el norte cuando una bonita sonrisa aparecía delante de ellos. Estaba hastiada de ellos y aunque había mandando a la mierda a Arthur cuando había venido no podía sacárselo de la cabeza.

Quizás se debía a que la idea de que Tommy estuviera enfermo la perturbará, pero eso era imposible. Tommy no se había enfermado ni cuando era un crío y caminaba descalzo por el barro y la mierda. Era imposible, y no sabía lo que pretendía su sobrino con esa mentira, pero no iba a caer.

Polly era ahora mismo una hembra con el orgullo herido, y no pensaba ceder, así que, cuando llamarón a la puerta gruñó sabiendo quién era.

— ¡Polly! — Aporrearon su puerta con fuerza. — ¡Abre la condenada puerta o la echaré abajo!

— ¡Inténtalo Arthur! — Lo retó.— ¡Mejor aún, que la eche abajo tu novia!

Lo escuchó gruñir y maldecir. Casi se le escapó una risita ácida, pero en ese momento pudo oír la voz de Ada. Estaba congestionada y ronca.

— Pol, sé que me estás ahí. Escúchame, no es una mentira ni una broma cruel. Ojalá lo fuera.— Su voz pareció temblar, como las piernas de un trapecista en la cuerda floja, cercano a precipitarse contra el vació. — Se muere. Se está muriendo Polly y tú no estás allí con él.

Su corazón se apretó. No, no era verdad.

Abriría la puerta asustada, y se encontraría con la vacía mirada de Tommy y esa asquerosa mueca de "sabía que abrirías la puerta". No, no iba a caer frente a las tretas de su sobrino, esas tretas se las enseño ella.

— ¿Y de que se está muriendo? ¿Se ha caído de algún maldito caballo? ¿Le han vuelto a reventar la cabeza por meterse con la gente que no debía?

Polly esperaba un breve silenció, pero Arthur contestó enseguida.

— No lo sabemos, ni nosotros ni los médicos que ha contratado Kate. Se desplomó de la nada. — Frunció el ceño ante eso. — Tiene fiebres, convulsiones, y ni si quiera viene y va de la inconsciencia. Está totalmente inconsciente.

Casi podía ver a Arthur con los ojos hundidos y la tez pálida. Él más que ninguno se preocupaba por su hermano.

Abrió levemente la puerta, encontrándose con una peor versión de la que se imaginaba de su sobrino. Ada le ofreció una pequeña sonrisa, algo similar a un "gracias", mientras que Arthur no cambió su expresión. No se veía preocupado. La preocupación es cuando aún hay algo qué hacer. Arthur ya ni siquiera confiaba en que la magia gitana pudiera hacer algo en el estado que se encontraba Tom.

Su cara era la de un hombre derrotado, abatido y resignado ante la idea que tendría que enterrar a otro hermano más.

El corazón de Polly dio un vuelco, y en su garganta se instaló un gran nudo que prácticamente la ahogó. No, no podía ser. Tommy no había enfermado nunca.

— Todos estamos listos, todos salvo Kate. Deberías ir a despedirte. — Arthur ya no tenía fuerzas.

Aquella misma noche, Tommy había emporado tanto que había vomitado sangre y las manchas negras ya había cubierto casi todo su cuerpo, además que no podían dejarlo solo ya que tenían que vigilar que siguiera respirando ya que por sí solo le era demasiado difícil.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 13, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Kate ||Tommy Shelby x OC||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora