Kate ||Tommy Shelby x OC||

Capítulo 19: Placeres mundanos

❤️¿En este capítulo sólo hay sexo y Emmanuel queriendo tener un trio con Arthur y Tommy? Sí, y estoy orgullosa de ello ❤️

— No puedes ni imaginar todo el placer y todos los secretos que esconde tu cuerpo Tommy. — Kate sonrió cuando el gitano gimió contra su mordaza, mientras sus manos atadas a la cabecera de la cama se tensaban con fuerza. Amaba verlo así. — No tires, te vas ha lastimar.

Kate no quería dejar ni una sola marca que no fuera producto del placer. No había podido evitarlo, no había tenido la suficiente paciencia para esperar un solo día y empezar a explorar nuevas cosas con Tommy en la cabaña. No cuando el gitano había accedido a unas cuántas peticiones.

Así que allí estaban ahora mismo. En su habitación de la Mansión Dubois, Tommy estaba sobre la cama, total y gloriosamente desnudo, atado y amordazado mientras Kate, vestida con su conjunto negro de lencería estaba tumbada a su lado acariciándolo y llevándolo al límite de su paciencia.

Rodeó su pene con sus dedos y de nuevo, empezó a masajearlo. Era un poco cruel, lo sabía, había dejado a Tommy al borde del orgasmo ya tres veces, pero amaba cuando el gitano empezaba a suplicarle y ver cómo su orgasmo se intensificaba, hasta dejarlo prácticamente desfallecido era adictivo.

Tom no suplicaba por nada, y Kate adoraba que la primera vez que Tommy suplicara fuera a ella para poder correrse. Pero el maldito gitano era terco como él sólo y aseguraba que no le volvería a suplicar de nuevo, pero Kate podía ver en sus brillantes ojos, que le quedaba cada vez menos para tenerlo deshecho.

—Estás tan hermoso así Tom. Tan roto en placer y tan mío. — Apretó el glande a la vez que besaba la mejilla de Tommy. Él alzó la cadera en un intentó de que la mano de la rubia fuera más rápido. La miró mordiendo la mordaza que tapaba su boca y acallaba sus gemidos. — ¿Quieres correrte mi amor?

Tommy apartó la mirada, no por que estuviera avergonzado. Mentiría si dijera que está situación no lo excitaba de sobremanera. La apartó porque se descubrió a sí mismo deseoso de suplicarle a Kate que le dejara correrse, pero su orgullo no podía permitirselo. No mientras siguiera estando ahí.

Kate chasqueó la lengua, y con una malvada sonrisa aumentó la velocidad de su mano a la vez que masajeaba con la otra mano el glande del moreno. Tommy empezó a gruñir, aún con la mordaza tapándole la boca, su cadera se sacudió de forma violenta. Sentía su propia saliva caer por su mentón hasta su enrojecido cuello, lleno de chupetones y mordiscos.

Una parte de él se sentía extrañamente liberado. Era como si durante ese momento él no tuviera ningún tipo de responsabilidad, ni siquiera con su propio cuerpo. No tenía nada de lo que preocuparse, no había enemigos, ni reglas, ni siquiera había algún tabú que lo frenará. Sólo era un hombre que se había abandonado en las manos de la mujer que amaba para que ella hiciera lo que quisiera con él. Sólo debía dejar que el placer y esa extraña sensación de protección y libertad lo envolvieran por completo.

Y otra parte le decía que él debería estar al mando, que debería ser él el que tuviera las riendas de la situación como siempre pero, ¡maldita sea! Kate era increíble encontrando puntos de su cuerpo que le hacían ver estrellas, y Tommy no quería que parará de tocarlo.

Estaba excitado y sorprendentemente tranquilo, ya que la mujer a la que le había cedido por primera vez su completa sumisión era Kate. Su Kate. Y ella era su lugar seguro en el mundo.