Kate ||Tommy Shelby x OC||

Extra 3: Roberta y Arthur

ADVERTENCIA 🔞

Arthur tenía la boca seca. No era la primera vez que Roberta estaba en su casa, pero sí era la primera vez que estaban allí para hablar, no para tomarse algo, bailar o simplemente regalarse. Esta vez tenían que hablar de algo serio, y al parecer la italiana se daba cuenta de cuan tenso lo ponía la idea.

Todo el camino fue silenciosos y agrió. Arthur vio como Roberta se retorcía los dedos de forma nerviosa sobre su regazo, y solo le basto un vistazo rápido para ver el nerviosismo (e incluso el miedo) en las facciones de su novia.

Cuando llegaron a su casa, se quedo en blanco. ¿Qué se suponía que debía decir? No pudo evitar maldecirse al darse cuenta que aún no había hablado y ya lo había arruinado todo.

-Arthur. -La miró con un puro encendido entre los labios. - Estás muy tenso y... -Roberta cerró los ojos, como si estuviera abatida. - Sé porqué estás así y es mi culpa.

Frunció el ceño.

-Eso no es cierto, tú no tienes la culpa de nada. -Se acercó a ella, sujetando sus manos. -Eres perfecta.

-No hagas eso. -Suspiró. - No me idolatres de esa manera por Dios. Dices que soy perfecta en todo, que no hago nada mal y no sabes lo agotador que es. Soy humana Arthur, tengo un millón de defectos y necesito que seas conscientes de ellos y me sigas queriendo.

Algo en la mente del gitano pareció encajar.

-¿Era por eso que no querías acostarte conmigo?

Roberta lo miró como si se hubiera vuelto loco. ¡¿Qué no quería acostarse con él?! No era capaz de pensar en otra cosa que no fuera las mil fantasías que cada día surgían en su mente. Ella soltó las manos de Arthur, frotándose la frente.

-Arthur... -Quiso decirle que sí quería acostarse con él, pero que había algo que se lo impedía.

-Entiendo que tienes inseguridades, yo las tengo y créeme, tengo muchísimas pero te quiero Roberta. -Lo vio dejar el puro en el cenicero que había sobre la mesa. - Confía en mí, eres perfec- -Se cortó cuando Roberta frunció el ceño. - Hermosa. Eres hermosa y no hay forma que algo tuyo me desagrade.

La italiana se mordió el labio y notaba los ojos arderle mientras se aguantaba las ganas de llorar. Había olvidado como se sentía esto, tener que confiar tanto en otra persona. Aún recordaba cómo se puso a llorar en los brazos de Luca cuando se lo contó.

Luca le secó las lágrimas, la calmó y mirándola a los ojos y con una sonrisa en los labios le dijo que la quería, incluso poco tiempo después le había pedido matrimonio. Pero tenía dieciséis años cuando eso paso, ahora tenía cuarenta y las cosas habían cambiado.

Ahora era consciente de la maldad que existía dentro de los hombres, y le asustaba que Arthur tuviera una pizca de esa maldad dentro.

-Hay algo de mí que seguro será desagradable para ti.

Arthur quería decirle que no, que no había nada en ella desagradable. Que si tenía cicatrices, estrías, celulitis, marcas del sol o lunares eso no era desagradable. Eso era normal y él besaría cada marca si Roberta lo dejará.

-Estamos tensos y no quiero eso ¿vale? - Besó las manos de la italiana. -Tenemos que relajarnos, ¿Por qué no tomas un baño caliente? Tengo las sales de baño que te gustan. -Roberta rio, enternecida por su intento de hacerla sentir bien. Quería disfrutar de ese sentimiento mientras pudiera vivirlo y no recordarlo. Se sorbió la nariz y apoyó la frente contra la de Arthur. - Puedo hacer un poco de te o café, lo que tú quieras.

Robert acarició su mejilla.

-Tú sí que eres perfecto. -Besó sus labios, notando como ese ardiente deseo que sentía por el gitano aumento aún más. Se separó de él jadeando. -Voy a bañarme.