Kate ||Tommy Shelby x OC||

Capítulo 20: Verdades

❤️ Quería hacer una escena desgarradora con Kate y Tommy y realmente no sé si lo he logrado❤️

❤️Muchas gracias por vuestra paciencia, os quiero un montón ❤️

Lizzie Shelby no había ido a Londres más de dos veces, así que ir sola a reunirse con un hombre misterioso, del que sólo conocía el tono de su voz y que le había pagado el viaje hasta la capital para reunirse con ella la tenía verdaderamente nerviosa aunque se esforzaba por no aparentarlo.

Habían ido a buscarla un par de hombres, que no habían entablado conversación con ella en ningún momento. La habían llevado por las transitadas calles de Londres en un elegante coche negro hasta unas galerías decoradas con vidrieras de colores y una águila en la puerta.

Los dos silenciosos hombres la llevaron por todo el edificio hasta que llegaron a una robusta puerta con un nombre en ella.

Amadeus Itsler.

Lizzie respiró profundamente, tratando de parecer segura y confiada como si tuviera el control de la situación. Tenía que parecer  que sabía lo que hacía, aunque le estuvieran sudando las manos y la nuca en ese preciso momento.

Uno de los hombres abrió la puerta sin llamar y la invitó a entrar, quedándose él fuera. Una vez sola en aquella oficina, se dedicó a observarla, creyendo que si se familiarizaba con su entorno estaría más cómoda, pero el corazón se le subió a la garganta cuando vio en una de las altas paredes de la oficina, un inmenso retrato de cuerpo entero de Kate Dubois. Fue en ese momento que se dio cuenta de lo bien que olía toda la oficina.

Estaba en una especie de jardín, sentada en una silla de caoba, con un Gran Danes sentado a los pies y bajó la sombra de un cerezo en flor. Tenía la mirada al frente, la cabeza en alto en una postura regia y solemne.

Quizás en otra época había idolatrado a esa mujer, era la representación de todo lo que Lizzie quería ser, pero ahora esa maldita zorra le había quitado a Tommy. Ella podía tener a cualquier hombre que quisiera, ¿por qué tuvo que quitarle a Lizzie el suyo?

No llegó a pensar en que quizás estaba en peligro, teniendo en cuenta que la última vez que vio a La Dubois, esta la amenazo de muerte, porque en ese momento la puerta se abrió y entró un altísimo hombre rubio que sostenía entre sus labios un cigarro encendido.

— ¡Buenos días! —Se acercó a ella con una energía desbordante, tomando su manos y besándola. No se terminó el cigarro, lo dejó sobre el cenicero que había en el escritorio. —Usted debe ser Lizzie Stark, es un placer. Soy Amadeus Itsler.

—Es Shelby. —Se aclaró la garganta. — Bonito cuadro. — Señaló el retrato de La Dubois.

Itsler sonrió, pasó una mano por su pecho, rozando con sus dedos el broche que tenía en la solapa de la chaqueta. Eran unas iniciales “KD”.

—Es una pena que el artista no supera captar toda su belleza. Mire sus ojos señora Shelby, ¿no nota nada?

Lizzie no la miró, no quería hacerlo. No entendía porque ese extraño hombre la había llamado para citarla en Londres y ahora quería hablar de a misma mujer que había arruinado su perfecta vida.

— No, no noto nada raro.

—¡Exacto! —Itsler chasqueó la lengua. — Ella tiene un ojo bizco y ese imbécil se los puso bien los dos, como si ella no fuera perfecta, como si esa maravillosa particularidad no fuera hermosa. —Suspiró metiendo las manos en sus bolsillos. — Bueno, ya no volverá a faltarle el respeto así, no creo que con un tiro en la cabeza vuelta a pintar.