Te quiero
Esperando en el aeropuerto a que venga mi amiga Colette. Por fin la voy a poder ver desde que me fui de mi ciudad para venirme a ésta que es totalmente diferente y, que desde que vine, todo a sido una auténtica locura. Le tengo que contar muchas cosas y tengo muchas ganas de volver a verla.
Han pasado ya 2 días enteros desde que Logan y yo nos besamos. En casa nos hemos estado evitando, aunque no ha sido tanto porque apenas estaba en casa. Siempre estaba en la calle, por las noches estaba en casa porque lo escuchaba llegar y cerrar la puerta de su habitación. Estaría trabajando o con amigos, ni idea. No quiero volver a pensar en eso.
Las puertas del aeropuerto se abren y empiezan a salir gente de los vuelos que acaban de aterrizar. De lejos la veo con su característica maleta amarillo fosforito. Que le gusta llamar la atención allá por donde vaya. Cuando estábamos en la universidad y nos teníamos que ir de viaje a cualquier ciudad para visitar, siempre se llevaba esa maleta. Le gustaba llenar la atención de todo el mundo y no pasar desapercibida. Desde luego que con esa maleta nunca lo hacía.
- ¡PETARDAAAA! - grita Colette desde la puerta del aeropuerto y hecha a correr en mi dirección.
- ¡Ya estás aquí! - grito y voy a su encuentro para darnos un abrazo que nos quita el aliento a las dos, nos apretamos fuerte como si lleváramos 3 años sin vernos, y la realidad es que tan solo llevamos sin vernos semanas. No he llegado a hacer el mes en esta ciudad.
- ¡Siiiiii! - dice alargando la vocal demasiado y se separa de mí para mirar a su alrededor -. Que perfecta es esta ciudad.
- Bueno, esto es poco - le digo mirando también a nuestro alrededor -. Todavía no has visto nada.
- ¿Y a qué esperamos, petarda? ¡VAMOS! - me da un tirón de brazo y me lleva con ella.
Vamos andando hacia la parada de autobús para llevarla a comer.
Sentadas en un bar que pone hamburguesas, costillas de cerdo, sándwiches, pizzas,... estamos mirando la carta para elegir qué vamos a comer.
- ¿Qué van a tomar, señoritas? - pregunta un camarero de nuestra edad más o menos que no para de mirar a mi amiga. Ella no se da cuenta y le doy un toque con mi pie para que se gire a mirarlo. No es nada feo, tiene cara redonda y de bebé. Es muy mono.
Mi amiga y yo nos miramos y ella entiende lo que le digo con la mirada.
- Te pido yo - salta diciendo mi amiga de forma abrupta y poniéndose recta sobre la silla -. Queremos dos hamburguesas con queso, con lechuga, sin tomate y con salsa mayonesa - cuando termina la frase pone su mejor sonrisa y yo tengo que aguantarme la risa.
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Deja Que Fluya
Lãng mạnAmanda Stone nunca hubiera pensado que su vida iba a cambiar tan radicalmente. Vivía con sus padres, pero de la noche a la mañana se ve buscando piso en otra ciudad totalmente distinta a la suya: Las Vegas, un lugar tan lleno de vida a la que no est...