Agua
Sale de la habitación como si nada, pero yo no me quedo quieta mucho tiempo. Pienso mi propia acción y cuando estoy decidida salgo de la habitación y hago el mismo recorrido que él ha hecho hacia el cuarto de baño.
En frente de la puerta de éste, respiro hondo varias veces para serenarme y pensar con claridad y, enseguida, agarro el pomo de la puerta y la abro para poder entrar.
Se escucha el agua del grifo de la ducha y me quedo quieta. Cierro la puerta con mucho cuidado para no hacer ruido. Pero, ¿por qué lo hago? Parezco una acosadora o una secuestradora que entra despacio sin hacer ruido para que la víctima no se de cuenta de nada y luego cogerla desprevenida.
¿Acaso es que quieres verlo desnudo pero sin que se dé cuenta?, pregunta una voz en mi interior.
Mi respiración va fallando por momentos, solo de imaginarlo desnudo tras la mampara de la ducha con el agua cayendo por su cuerpo esculpido, porque tiene que estar fuerte y definido. Que calor hace. El vapor de agua está en toda la habitación y el espejo está empañado.
De repente un golpe me sobresalta y jadeo. Dirijo la mirada a la mampara y veo su mano apoyada en ella. En ese mismo momento se escuchan jadeos y pequeños gruñidos que salen de lo más hondo de su garganta. Me quedo quieta y estupefacta por lo que está ocurriendo. Su mano se aprieta más contra la mampara y se escuchan más jadeos ahora un poco más descontrolados.
Un gruñido se escucha un poco más fuerte y más ronco. Abro la boca anonadada por lo que estoy viendo, sintiendo y escuchando. ¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo aquí?
Ni yo misma lo sé, mi boca suelta un jadeo involuntario y rápidamente mi mano se coloca encima de ésta. Mi respiración está descontrolada y no puedo controlarla por más que quiera. Apoyo mi espalda baja en el lavabo para descansar, pero lo cierto es que, mi otra mano que está libre baja por mi cuello despacio hasta mis pechos. Los tocó por encima de la tela de la camiseta y del sujetador. Agarro cómo puedo mi pezón izquierdo y lo aprieto, luego hago lo mismo con el otro. La mano que tengo en la boca baja hasta agarrarse al borde del lavabo. Lo aprieto en el momento en que los jadeos se hacen más repetidos y descontrolados por su parte. De los pechos bajo hasta mi vientre, el ombligo y me topo con la cinturilla de mi pantalón.
Mi respiración está más agitada todavía. Desabrocho sin pensar el botón de éste y bajo la cremallera con cuidado y sin hacer ruido. Mi mano, involuntariamente, se mete dentro del pantalón y dentro de mis bragas. Cuando siento que se posa en mi sexo, un jadeo sale de entre mis labios como una exhalación. Sus jadeos se escuchan más seguidamente y los míos aumentan a medida que mis dedos se van moviendo con más rapidez.
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Deja Que Fluya
RomanceAmanda Stone nunca hubiera pensado que su vida iba a cambiar tan radicalmente. Vivía con sus padres, pero de la noche a la mañana se ve buscando piso en otra ciudad totalmente distinta a la suya: Las Vegas, un lugar tan lleno de vida a la que no est...