Capítulo 23

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Susurros

Me muevo al son de la música

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Me muevo al son de la música. Siento todos mis músculos activos y con ganas de fiesta. Necesitan moverse y liberarse de toda la tensión acumulada de estos días.

He dejado mi copa en la mesa con esta gente. Muevo mis hombros, mis caderas, la cintura, los brazos, el cuello, mis piernas,...

Veo que un chico me está mirando desde una distancia no muy lejana, tiene una sonrisa en los labios y es alto, me recorre el cuerpo con su mirada de una manera descarada y no parece importarle. Es rubio pero mechas castañas. Está definido por lo que se ve a simple vista. Le sonrío de vuelta como él y eso da el pistoletazo para que venga hacia mí.

- Hola - me saluda, su voz es grave y ronca, es bonita y muy sexy. Me doy cuenta de que ha dejado la copa que llevaba en la barra del pub.

- Hola - lo saludo con una sonrisa nerviosa en los labios. Muevo mi cuerpo ahora más lentamente. Él sonríe también como yo, pero no está nerviosa. No da esa sensación de nerviosismo que tengo yo, se le ve que ya tiene experiencia en estos temas, en acercarse a una chica que está bailando en la pista.

- Bailas muy bien - dice de repente sin borrar la sonrisa de sus labios. Yo paro de bailar en el momento y lo miro a los ojos. Me doy cuenta de que los tiene del color del mar. Son preciosos.

- Eh... Gracias, supongo - los dos soltamos una carcajada y empiezo a mover de nuevo mi cuerpo.

Me sorprendo cuando lo veo que se mueve igual que yo, imitando todos mis pasos. Se mueve realmente bien. Es muy bueno.

Cuando nos vamos soltando, sus manos se agarran a mi cintura y yo me muevo a su ritmo. Estoy tan alocada y sin pensar en nada que me altere, que no me doy cuenta de que estoy muy pegada a él. Mis manos están posadas en sus hombros y los dos sonreímos como bobos.

- Hace mucha calor - digo de repente porque es lo que siento. Calor. Lo miro a los ojos y su expresión a cambiado radicalmente, su sonrisa es débil y va desapareciendo de sus labios, que ahora que estoy cerca de ellos los noto carnosos y muy apetecibles. No sé qué me pasa que de repente me estoy acercando a su boca. Lentamente voy cerrando mis ojos hasta que siento que sus manos se alejan de mi cuerpo. Yo protesto como un niña chica y él se aleja con una expresión confusa y de miedo. No entiendo porqué se va.

Me doy la vuelta para mirar la mesa donde está mi amiga, pero me topo con unos ojos oscuros que ya he visto antes y en dos ocasiones los he visto demasiado oscuros.

Logan está frente a mí con las manos metidas en los bolsillos, ni una sola sonrisa en su rostro. Está muy serio, pero me repasa de arriba a abajo. Poco a poco va dando pasos acercándose a mí hasta que está muy cerca. Tanto que no tengo por qué estirar mucho mi brazo para alcanzarlo.

- ¿Quién era? - pregunta muy serio y yo frunzo el ceño al escuchar su pregunta. No sé de qué está hablando -. El chico de antes digo - cuando dice esto ya relajo la expresión de mi entrecejo, aunque todavía estoy confundida por su pregunta. ¿Por qué pregunta por él?

- No sé, alguien - digo sin importancia y sigo mirándolo a los ojos sin ningún problema.

- WoW, me has quitado todas las dudas - pone los ojos en blanco y saca una de sus manos del bolsillo y se la pasa por la cara, exhausto.

- ¿Qué quieres que te diga? No lo conozco - le explico también exhausta porque no entiendo por qué le tengo que dar explicaciones -. Aparte, no tengo porqué darte explicaciones de nada - digo por último y me giro dándole la espalda para seguir bailando tranquila cómo estaba antes.

- Sí - dice de repente tan normal y yo me quedo quieta a punto de subir mis brazos por encima de la cabeza para bailar -. Estabas a punto de besarlo, Amanda. Y no lo conocías de nada.

Me giro de nuevo para enfrentarme a él.

- ¿Y a ti qué te importa? Que yo sepa no debería de importante porque solo somos dos compañeros de casa. Punto - digo moviendo mis manos delante de su cara.

- Estás borracha - se vuelve a pasar las manos por la cara, esta vez las dos juntas.

- Pues mira, eso tampoco te importa - le vuelvo a decir soltando una carcajada sardónica -. Y, ahora, déjame seguir disfrutando de la noche tranquila.

Me vuelvo a girar para seguir bailando como antes de que se fuera el chico que estaba conmigo. Una de sus manos agarra mi muñeca con posesión y me da un tirón para acercarme a él.

- Pero, ¿qué...? - empiezo a decir hasta que uno de sus dedos se posa encima de mis labios para callarme.

- Como tú has dicho, solo somos compañeros de casa - afirma con la cabeza y me da la razón sin apartar su dedo de mis labios. Me estoy poniendo nerviosa -. Pero los compañeros de casa no se buscan en cada momento con la mirada.

¿Qué está diciendo este tío?

- Los compañeros de casa no deberían desear tenerse cerca a cada momento del día - sigue diciendo cosas, cada vez acercándose a mi oído poco a poco y mi respiración se vuelve más rápida y descontrolada.

Sigue con su dedo posado en mis labios y me estoy poniendo más nerviosa todavía. Empiezo a mover mis pies, primero uno y luego el otro porque estoy nerviosa. Mis manos me sudan por los nervios que me produce.

- Los compañeros de casa no deberían estar juntos en una misma habitación discutiendo - y sé que se hace referencia al día anterior cuando nos encontró a mi amiga y a mí en su habitación fisgoneando entre sus cosas y, cuando ella se fue, nos pusimos a discutir hasta el momento en el que él me dejó con la palabra en la boca y se fue al cuarto de baño.

Cierro mis ojos lentamente cada vez que su aliento está más cerca de mi oído y de mi cuello. Puedo oler su aroma fuerte.

- Los compañeros de casa - hace una pausa de algunos segundos en los que su boca ya está completamente pegada a mi oído y su cuerpo también al mío -, no deberían hacer cosas personales e intimas en una misma habitación - termina por decir en susurros.

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