Negociaciones (#2 El Negocio)

Prólogo

Prólogo.

Rio de lo que Jamie dice y casi escupo mi cerveza. La verdad es que en la totalidad de un año, James Miller se ha convertido como alguna especie de descontrolado, fiestero y alocado hermano. Incluso, es parte de mi negocio.

Desde el primer semestre he ido moldeando un negocio que ha dado sus frutos. Ayudo a las personas con cuáles sean sus problemas, y a veces, en el proceso algunos caen. Mantengo en su mayoría las cosas legaes, Lindsay, mi novia, quien algún día será una excelente abogada, jamás, pero ¡Jamás! Me permitiría ensuciar mis manos...Al menos que hablemos de ensuciarlas con ella y sin ropa. Sí, eso definitivamente le gusta.

Y hablando de la estudiante de derecho que tiene mi corazón, me temo que ha pasado un largo tiempo desde que la vi en esta fiesta. Es momento de ir y bailar un poco con mi novia o irnos si eso quiere.

Hay algo sobre Lindsay de lo que hablamos una y otra vez, se trata de esta cosa de su voz. Nunca sé cuándo quiere irse o quedarse, siempre me toca adivinarlo y fingir que también quiero hacerlo porque si decido quedarme, ella no se irá a descansar. Eso ha sido uno de los puntos que siempre discutimos. Amo su timidez, pero a veces es exasperante tener que adivinar qué es lo que quiere o recordarle que sus decisiones no puedo tomarlas yo.

Suspiro porque sé que este será uno de esos momentos en donde deberé analizarla muy bien y descubrir lo que quiere, posiblemente habrá una pequeña discusión sobre ello, luego nos iremos y quemaremos toda esa molestia con sexo. No es que esa sea nuestra rutina, muy pocas veces discutimos y siendo honesto, hasta ahora ha sido la relación más estable y a gusto en la que he estado, puedo verme con ella en un futuro y eso es más que emocionante.

Sonriendo ante el pensamiento, me acerco a Jamie y le entrego mi cerveza aún fría, básicamente estoy pegado a su oreja para que me escuche por sobre la música de está mansión a las afueras de la universidad en donde se celebra la fiesta de fin de semestre. Primer años de carrera terminado para mí. Para nosotros.

—Buscaré a Lind, creo que ha pasado poco más de una hora y se quejará si no bailamos de nuevo.

—Ve por ello, príncipe —Se ríe Jamie—. Yo buscaré a Maddie, sé que me ama y no me odia.

Ruedo mis ojos, pero estoy bastante divertido porque James y Maddison viven en una completa disputa donde luego se ríen y parecen tener complicidad, no sé si quieren follarse, amarse, odiarse o tolerarse, pero no es que ese sea mi asunto, mucho menos ahora que me dedico a la la búsqueda de Lindsay, pero frunzo el ceño al darme cuenta que entre tantas personas se me está haciendo, de verdad, difícil encontrarla.

Lo que en un principio me molesta al no dar con ella, pronto se convierte en un malestar tintado de preocupación. Lindsay no se iría sin mí y mucho menos sin avisarme. ¿En dónde estás, cariño? Marco a su número desde mi teléfono y me envía a buzón de voz. No tengo llamadas perdidas de ella.

Comienza a darme ansiedad no localizarla, pregunto y no saben en dónde está y hay un montón de desconocidos que ni siquiera saben de quién les hablo.

Salgo al jardín intentando maquinar un plan de acción, pero escucho a alguien gritar de una manera que genera escalofríos y eriza los vellos de mi piel. Pienso de inmediato que alguien podría necesitar mi ayuda y camino hacia donde las personas comienzan a aglomerarse: la piscina.

Empujo a unos cuantos para abrirme paso y cuando logro llegar, me paralizo durante breves segundos.

Primero veo al chico pelirrojo con el cabello pegado a su rostro y ropa totalmente húmeda que se dedica a reanimar un cuerpo.

—Por favor, Callum, no te detengas —susurra Clover, la chica que conozco, pero a la que apenas le doy un vistazo mientras parece estar en línea con el número de emergencia.

Me centro en el cuerpo que el irlandés intenta reanimar sin parar.

Piel pálida, labios azules, ojos cerrados, moretones, magulladuras y ropa desgarrada. Ahí, con su cuerpo húmedo, se encuentra Lindsay. Mi Lindsay.

Y antes de que el infierno se desate, unas palabras pasan por mi mente: nada volverá a ser igual.

Grito su nombre y hago a todos a un lado.

— ¡Déjala ayudarla! —Me pide Clover tomando mi brazo y la sacudo alejándola de mí.

—Aléjate, Jagger, déjalo hacerlo. Él sabe —Me dice uno de estos tipos amigos de ellos al que en este momento no identifico mientras intento apartar a Callum.

—Lindsay ¡Lindsay! —La llamo queriendo que me suelten.

Su cuerpo tiene espasmos y agua sale de su boca cuando tose y luego vomita. Veo al pelirrojo que no tiene ningun tipo de repulsión mientras la asiste, pero ella no despierta mientras su cuerpo comienza a convulsionar.

Veo su cuerpo expuesto, las heridas, veo esta puta pesadilla y me paralizo con la respiración totalmente agitada y el miedo expandiéndose por mi cuerpo.

No, es más allá del miedo: es terror

No es una pesadilla, es real.

— ¿Qué te hicieron, cariño? —Susurro— ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué?

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