Capítulo XI: ¿Y si...?

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Capítulo XI: ¿Y si...?

Dakota.


—Pareces pensativa —Me dice Charlotte y le doy una rápida mirada antes de desplazar la mirada a Avery que una vez más intenta bajar el dobladillo de su vestido ajustado que definitivamente no se le ha subido.

—Solo pienso en cuán extraño me parece ser la hermana Monroe que viene a una fiesta, esto era cosa de Rose —respondo.

»Normalmente sería ella quien estaría aquí y yo en algo más tranquilo.

—Pero Rose sí ha venido —Me dice Avery asintiendo hacia el frente.

La verdad es que me cuesta entender a lo que se refiere porque a simple vista no me doy cuenta de ello, pero entonces veo a una hermosa mujer igual a mi hermana sentada en un sofá de esta hermandad con nada más y nada menos que Guido.

Mi sangre se hiela y luego se calienta.

¿Pero qué le pasa?

La mano de Guido está por encima de su rodilla y tiene la cabeza inclinada con una pequeña sonrisa mientras Rose habla gesticulando mucho con las manos, de esa manera en la que finge ser tonta.

Odio demasiado cuando ella juega a la chica tonta, que es básicamente siempre que está rodeada de las personas del campus.

No entiendo qué hace Rose aquí.

Desde el ataque de hace unos meses ha ido a pocas fiestas, apenas un par y solo las que dio su hermandad. Participa en eventos festivos realizados en el campus y pueda que haya ido a tomar unos tragos a pubs locales con sus amigos, pero las fiestas estaban descartadas porque me dijo que la ponían ansiosa y no se sentía segura.

No pregunté si vendría a esta fiesta porque asumí que no había cambiado de opinión, ella tampoco lo mencionó y ahora está fingiendo pasar el momento de su vida con Guido.

¡Guido! Que evidentemente, tras muchas de sus palabras, aunque no haya pruebas, tiene que ser parte de toda esta mierda.

—Pensé que Guido era una persona prohibida —comenta Charlotte pareciendo desconcertada—. Ustedes me dijeron que él era un imbécil y que me mantuviera alejada, que ni siquiera le comprara hierba.

—No deberías fumar hierba, reduce tu capacidad motora debido al estado de relajación —dice Avery frunciendo el ceño—. En realidad, deberías evitar las drogas y punto. No son un complemento necesario para vivir una experiencia universitaria.

—Guau, esa ha sido la oración más larga que te he escuchado decir, Avery —Se asombra Charlotte antes de sonreírle— y fue increíble incluso si me diste un sermón moralista.

Es posible que Avery le responda algo, pero no presto atención porque la mano de Guido asciende hasta la mitad del muslo de mi hermana, instándola a abrir las piernas para acariciarle el lado interno.

—Las veo luego —digo de manera distraída y Avery me toma de la muñeca.

—¿Te vas?

Puedo vislumbrar su ansiedad.

Cuando me dijo que vendría a la fiesta le dejé en claro que las probabilidades de que pasará el tiempo con Jagger y me fuese con él eran muy altas, pero ella me había dicho que podría con ello y se sintió aún más segura cuando Charlotte se unió a nosotras.

—Jagger aun no llega ¿Te quedas otro poco? —Casi me implora y ¡Mierda! Espero no que no esté teniendo un ataque porque me sentiría muy culpable.

Negociaciones (#2 El Negocio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora