Capítulo V: Un dolor llamado Megan.Jagger.
En ocasiones me encuentro preguntándome si Dakota es de esas pocas personas que milagrosamente logra leerme, porque la verdad es que incluso a mí mismo a veces se me hace difícil entenderme; en ocasiones tengo la sensación de que ella se encuentra tan en sintonía conmigo que de alguna manera consigue saber pequeñas cosas que para muchos parecerían insignificantes, pero que para mí hacen una diferencia.
Un ejemplo de ello se trata de ahora, que se sienta en silencio en mi cama mientras yo permanezco con el culo apoyado contra el borde de mi escritorio. Me queda muy claro que como todo el que conoce mi relación distante y problemática con Megan, ella quiere saber lo que sucede ahora que estoy dispuesto a hablar sobre ello, pero me da mi tiempo y mi ritmo en tanto sus dedos juegan con el dobladillo de su vestido bastante corto.
Ladeando el rostro me tomo el tiempo de evaluar lo que de manera superficial ya había notado: Dakota se ha preparado más de lo normal porque se supone tendríamos una noche especial.
Su vestido corto es infinitamente sexy dejando al descubierto la extensión larga de sus piernas naturalmente bronceadas y subiendo la mirada un poco más arriba puedo descubrir que no trae sujetador debido a que la tela final del vestido no oculta sus pezones erguidos por el frío porque sé que los últimos minutos no han sido nada excitantes. Su cabello siempre lacio tiene apenas unas pocas ondas que parecen el resultado de agitarse o llevar prisa y que no creo que sean intencionales y aunque es sutil, descubro que tiene maquillaje incluso percibo su fascinante fragancia y me doy cuenta de todas estas cosas porque siempre estoy al tanto de los detalles sobre ésta chica y es que me encanta verla, estudiarla, grabarla en mi memoria con el miedo latente de que un día pudiese ser una última vez.
También veo la mochila que trajo con ella, lo que me hace entender que estábamos totalmente en la misma página sobre dormir juntos. En mi mente esta noche iba a ser totalmente diferente.
Gracias, Megan, una vez más demuestras que el premio a la mejor madre del año no es para ti.
Levantándome del escritorio, camino hacia ella que se encuentra viéndome a la expectativa, no hablo, simplemente la alcanzó, me arrodillo y le saco los tenis junto a los calcetines, dejando un beso en su tobillo antes de rodearle la cintura con los brazos y recargar la barbilla sobre una de sus rodillas, perdiendo la mirada en esos bonitos ojos marrones que hace tantos meses me parecieron tan normales, pero que ahora para mí significan algo más.
—Te ves hermosa, siempre lo haces, pero es bueno mencionarlo —Le doy una pequeña sonrisa— y me alegro de que estés aquí.
—¿Incluso si fui inoportuna?
—En mi vida nunca serás inoportuna, Dakota Monroe, así que graba eso en esa bonita cabeza ¿De acuerdo?
Una de sus manos se traslada al collar, ese rehén que ha mantenido ya por meses y la otra me acaricia el cabello, haciendo que un suspiro escape de mí ¿No podemos extender este instante por una eternidad en donde no tenga que ser parte de la horrible realidad? Un descanso, un respiro, desearía mucho tener algo de eso.
Presiono la mejilla contra el final de su muslo desnudo y suspiro. La posición es incomoda y Dakota siendo Dakota, me hace levantar, baja de la cama y se sienta en el suelo, dando un par de palmadas en su regazo en una clara invitación que no dudo en tomar.
Esta vez me acuesto boca arriba, con la cabeza sobre su regazo, las manos reposando sobre mi abdomen y los ojos cerrados mientras sus dedos juegan con mi cabello. Tengo estos pocos segundos de paz hasta que vuelvo a hablar.
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Negociaciones (#2 El Negocio)
Roman d'amourYa supiste en Contradicciones quién es Dakota Monroe. La pregunta crucial ahora es: ¿Quién es Jagger Castleraigh? Él no es completamente un chico malo, tampoco es el bueno. No es un santo y todavía no lo llaman Lucifer. Él no es el príncipe, tampo...