Capítulo II: Confianza

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Capítulo II: Confianza.

Dakota.


Tengo una manera de alentarme a seguir en esta clase: es mi última clase con el profesor McCain.

Mi misión en los siguientes semestres es evitar cualquier clase que imparta el profesor y es una bendición que no tendré que verlo más con finanzas, en serio, pasar este semestre para no toparme más con él es el mejor incentivo que puede haber.

Gracias a las tutorías de Jagger antes de cada examen, puedo seguirle un poco más la pista a todo, seguro necesito refuerzo, pero al menos ya no entro en crisis de desesperación e incomprensiones. Si algo también aprendí de Jagger, es que unos apuntes ordenados en mi asignatura más compleja me ayudará a un mayor entendimiento a la hora de estudiar. Así que aun cuando no logro copiarlo todo, trato de ser ordenada sobre lo que tomo nota.

Ben, el que antes era mi único amigo, nota el cambio y mi falta de histeria, esa es la razón por la que cada pocos minutos siento sus ojos de mí luciendo desconcertado, cómo si no entendiera por qué estoy tan serena y no abrazándome las piernas en tanto me meso de adelante hacia atrás o murmuro sobre cómo no pasaré el semestre.

En cierta manera su angustia por mi falta de estrés casi me hace reír.

Cuando la clase termina me encargo de guardar lápices y resaltadores junto a mi libreta en la mochila para después girarme y darle toda la atención a Ben.

— ¿Quién carajos eres? —pregunta con desconcierto y desconfianza— ¿En dónde está mi amiga la que enloquece durante cada clase de finanza?

—Tu amiga ahora es más sensata. ¿Qué tal tu fin de semana?

—Bien —No suena muy convencido—. Tuve citas con Lena, fue bueno.

Lena, tildada en el registro de mi memoria cómo la chupa almas.

Cómo una amiga que ha vivido todo el transcurso de la relación turbulenta de Ben, analizo muchísimo sus palabras, concluyendo que su tono de voz no suena muy entusiasta por lo que quizá me está mintiendo o peor: trata de convencerse a sí mismo. Quisiera decir miles de cosas, pero a las malas me ha tocado aprender que no debo opinar en su relación porque mis palabras lo ponen a la defensiva o son ignoradas, sin embargo él sabe muy bien que considero que se encuentra en una relación tóxica y llena de un control enfermizo por parte de Lena.

Mi silencio se extiende y parece que él está esperando alguna replica de mi parte, pero solo lo veo hasta que deja ir un profundo respiro e intenta sonreírme.

—¿Cómo estuvo el tuyo? —Termina por preguntar.

—Bien —respondo con una pequeña sonrisa—, mejor a los anteriores.

—¿Y eso por qué?

Me limito a darle una sonrisa que lo desconcierta. Poniéndome de pie, tomo mi mochila y comienzo a bajar las escaleras con él siguiéndome, pero me detengo cuando casi llegamos a la puerta y me toma del brazo.

Veo la indecisión en su mirada, la constante lucha entre hablar o no hablar, lo que me hace sentir gran curiosidad en tanto susurro su nombre cómo una pregunta.

— ¿Cómo está Rose? —Finalmente pregunta.

Me sorprende, pero a una parte de mí no. Es confuso.

Mordisqueándome el labio inferior lo veo, intentando una vez más descifrarlo, pero está vez en relación a mi hermana. Ben luce genuinamente interesado y hace unos pocos días Rose mostró el mismo interés por saber de él. Te diré lo que veo: más problemas avecinarse. Porque si Lena descubre que Ben y Rose mantienen contacto, por más amistoso que sea, estará hecha una completa fiera preparada para atacar y si eso sucediera, mi hermana puede contar conmigo.

Negociaciones (#2 El Negocio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora