|My Kidnapped QUEEN!!| |MoShang|

17° Sentimientos confusos.

混乱した気持ち  /  Konran shita kimochi.

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Alrededor de las diez de la noche, el grupo de demonios y cultivadores, regresaba a su territorio para descansar del terrible suceso de Shang QingHua.

Nadie mencionó nada al respecto.

Shen Qingqiu, Luo Binghe y Mobei-Jun seguían a paso lento al maestro de la cumbre An Ding, puesto que esté caminaba con la cabeza agachada, perdido en sus pensamientos.

A la hora rescatar al pequeño e indefenso roedor, resultó ser tan fácil como agarrar una piedra y tirarla al río. Sin embargo, los demonios de quinta recibieron una paliza helada por el Rey del norte. Mobei-Jun se encargó de dejarles bien claro las consecuencias si lo volvían hacer pese a estar hablando con cuerpos inconscientes.

Shang QingHua tiene la mente en otro lado del mundo. La misión que aceptó fue unas de las peores, prefería mil veces regresar con ese demonio Zhen Yu que acostarse con su rey. ¡No es una manga corta! ¡No lo es! ¡¿Por qué el sistema le pone esa misión suicida?!

*Sistema: Por la popularidad de su shipp con Mobei-Jun, usuario. Los fans piden y nosotros se los damos.*

— Genial. Ahora si apareces, maldita máquina.

Y otra vez, ahí estaba Shang QingHua golpeándose la cara con un árbol que no vio.

La sangre brotó de su nariz y todos los demás se preocuparon por el repentino sonido seco del árbol.

Shen Qingqiu se acercó veloz al hermano avión verificando un daño grave en el tabique de su nariz. Suspiró, cerrando el abanico posicionando su mano en la zona afectada de Shang tonto QingHua y arreglándola con fuerza espiritual.

— Hermano avión, ¿Qué ocurre?— preguntó en susurros.

— Tengo una misión de mierda— murmuró el afectado—. Y todo por los fans del libro.

— ¿Qué clase de misión?

*Sistema: Acostarse con Mobei-Jun*

—...—

— ¡WTF!— se atragantó el hermano pepino con su propia saliva. El sistema le respondió con toda normalidad del mundo.

— ¡No soy un manga corta, hermano pepino! ¡No quiero hacerlo!— sollozo el roedor.

— ¿Por qué aceptaste?— cuestión con su cara de póquer.

— ¡Me iba a morir!— exclamó sin alzar la voz.

— Tu suerte está cada vez peor, hermano avión.

— No me lo recuerdes.— suspiró— Ni energía espiritual tengo.

Ambos se quedaron callado después de esa conversación. Por suerte, buena o mala, ninguno de los demonios se acercó a escuchar aquel diálogo de ellos.

Siguieron caminado hasta separarse en caminos distintos.

(⁎˃ᆺ˂)

— Maldito sistema— susurró Shang.

El camino para llegar al Castillo helado fue demasiado corto. ¡Ni tuvieron que correr! ¡No había huido demasiado lejos!

Shang QingHua se lamentó al entrar al palacio. Su cuerpo tembló ante el aire helado que lo rozó en cuanto ingresó al lugar, y lo peor es que no tenía energía espiritual suficiente para protegerse del frío. Maldijo de nuevo.